La noche se ha sentado en el suelo como una mujer abandonada.
R. TAGORE
Te sorprendí llorando puños de niño.
Eran arañas ciegas al caer al suelo
y la mayoría se cuarteaban patas arriba
mostrando la panza al sol y arañando el aire
con uñas como escarpias.
Algunas aterrizaban bien
sobre las yemas y se apartaban
corriendo del medio de la calle al reborde
de las aceras, y desde ahí al quicio de las puertas.
Pronto hubo en cada casa
trajes de novia con velos imposibles
de tul estéril
y seda hecha de hastío.
Me desperté y corrías con mil venas de plomo
en cada pierna. Eran las esperanzas incumplidas
del sueño adolescente, entonces fértil. Tú
te has quedado sola y en barbecho
y seca
y fría
y ciega
por no leer atenta el libro de instrucciones:
No usar después de la fecha de caducidad indicada.
Desechar la solución sobrante a los seis meses de apertura.
Mantenga el frasco cerrado cuando no lo esté usando
para evitar la evaporación.
Manténgase fuera del alcance de los niños.
Dejar de seguir estas instrucciones
puede acarrear
serias infecciones oculares.
Texto agregado el 04-04-2006, y leído por 166
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
06-04-2006
Magnífico. Con la boca abierta me dejas, Javier. Es imposible señalar los versos que más impactan, son muchos... me detengo en el primero, sólo por asombrarme una vez más "Te sorprendí llorando puños de niño..." Una pasada. Mi asombro otra vez, y tus estrellas ***** neus_de_juan
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