Ahorcado en la espera trituran mis uñas aquellos viejos temores que cada solsticio se ríen de mi de buena gana. Nunca quise pedir esos favores que igual me los entregaron con bombos y platillos... así todo ¡Juro que nunca los quise! El pago tal como la noche del enfermo llegará cuando ya no tenga memoria Con mi lengua harán fuego y ahora estoy pagando lo que nunca quise ¡Dios mío! ¿Donde estuve cuando te pusistes viejo?
Texto agregado el 04-04-2006, y leído por 97 visitantes. (2 votos)