agarrar el destino del cuello para quitarle el aire
los dardos traspasan tiernamente la dermis cerca de mi medula
no pierdo el control, solo se tiñe de rojo la visión
deleitando con un espectaculo de llantos y miseria
sobre el borde del edificio más alto la alegría espera,
me dice que salte, tan solo un instante.
no se puede combatir la ira,
tengo el inverso de la pata de conejo sobre mi cuello,
y esta nube negra con relampagos y truenos no deja mi pieza,
se posa sobre mi,
me dice que aguante, un golpe fulminante.
en cierto aspecto, paresco enfermo delirante
en la fiebre y las convulciones,
las visiones y los espectros son cosas normales,
resaltan la lágrima rendida sobre el esmalte,
me piden que cante, un soneto enfermante
ese sonido tembloroso desde mi pecho
tocando armónicas las notas del delirio
la pasión es un privilegio,
el amor es el fin adecuado de mis días
amar para perder y subir de nivel el desastre insinuan la partida,
la desesperación con una soga atando el caminar
encerrado ermético mi pulmon no puede respirar
una fuga de luz me invita a suplicar
a pedir, a cantar a soñar y reir
si salto para encontrar la alegría,
solo será mi despedida,
será la renuncia al amor que espera en la salida
para luego dejarme donde estaba
para comenzar la rueda del infortunio nuevamente
34 espejos rotos son muchos años de soledad
en cada uno de los fragmentos se pudre el bienestar.
estallido de colores para tí sobre la superficie después de todo,
no conosco tu rostro desfigurado por la demora,
por tu demora, por tu irresponsabilidad
no podría importarme menos tu suerte que flota sobre el lodo,
tu y yo eramos 3, eramos 3, eramos 3.
la corona del rey, le pido perdón
que me regale oxígeno de paz
y empezar a respirar
me dice que espere, me entrega la calma.
perfora mi oido,
espero la señal,
viene el zumbido,
cae la rosa y levanta el estallido
tuve el\la de sangre,
en la copa la medalla por tu esfuerzo
periferia de estaticos aspectos negativos
comienza el tormento.
setenta y tres mil cuatrocientos latidos fallidos.
cuando aparescas,
cuando te conosca,
cuando sepa quien te trajo y quien te lleva,
cuando valgas la vida misma
amputaré la vista a lo distinto para dedicar mi retina a tu luz eterna. |