La noche antes.

Jacinta se preparaba para la mañana siguiente; habia dejado su ropa lista frente al espejo en el cual podia verse desde los pies hasta la cabeza. Habia preparado una falda negra y una camisa roja, la cual cubriria con una chaqueta negra, por el “que diran”. Aun no decidia como se maquillaria, asi que inteligentemente habia puesto la alarma de su reloj media hora antes de lo normal. Todavia tenia tiempo antes de dormir, asi que se sento en el sofa color crema que tanto le gusta; aunque a mi me parecio incomodo, ella siempre busco la excusa para quedarselo.

Con la mente en alto, se recosto en el sofa y se puso a pensar en las tantas cosas que se pueden hacer con un papel en blanco. Penso desde dibujar un rio con muchos colores, escribir una carta o hasta hacer muchos dobleces hasta convertirlo en alguna figura.

El sonido del telefono la hizo reaccionar de un salto; lo cogio y solto un llanto desesperado, el cual la puso de pie y hecho a correr hasta la cocina, donde lavo su rostro con agua muy helada. Se volvio hasta el refrigerador, y tomo la caja de leche, sin pensar en un vaso lo puso sobre su boca y bebio sedientamente, derramando unas gotas en su cuello y camisa. Limpiandose, regreso hasta el sofa; se hizo una cola en su cabello y apago el telefono.

- Dios! –gritaba desesperada- no permitas que los recuerdos me atormenten durate toda la vida; que los mas perdidos sean los encontrados, y que los mas sufridos sean consolados –imploro.

La misteriosa aparicion de Fernando a esa hora, me incomodo y tuve que dirigirme fragilmete hasta la terraza. No deseaba escuchar lo que le decia; Fernando es mi ultimo recuerdo, y es quien visita la cama de Jacinta por las noches desde que yo me fui.

Por el momento Jacinta, solo puedo esperar a que suene tu alarma y ese sonido no llegue hasta tus oidos; entonces me sentare frente a ti y te preguntare:

- Por que Fernando?.

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