Para Marilú, agradeciendo a Dios por dármela como compañera.
Cuando todos se van,
tú te quedas,
de mi mal se alegran,
y tú eres muy buena.
Cuando suelo llorar,
mis lágrimas secas,
alí has de estar,
en malas y buenas.
Tú velas mis sueños,
cuando caigo enfermo,
anhelas empeños,
siempre cuando duermo.
Me pasas la mano,
acaricias mi frente,
eres más que hermano,
un gusto tenerte.
Tu beso me alivia,
tu voz me consuela,
caricia tan tibia,
mirada que desvela.
Le ruego al dios eterno,
que siempre estemos juntos,
mi pedacito de cielo,
gocemos cada encuentro. |