Enfrente de mi ventana hay una draga que lleva ya varios días trabajando. Pero ahora, con todas las luces encendidas, parece un trocito de felicidad en medio de la oscuridad más triste. El mar no parece mar. Es simplemente la base de esa pequeñísima islita que está de fiesta sólo cuando la luna la mira. Un universo entero nace cada noche para vivir las pocas horas en que la luna hace guardia. No son vampiros que temen al sol. Ni albinos con las pestañas tan blancas que parecen muñecos de una tómbola de feria. Son personitas tan tímidas que cuando el sol empieza a dibujarlas en el día, se mueren de vergüenza.



- Lola M-A L -

04/09/2003


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