No apures el paso, es mejor así, disfruta el roce perfecto de la ropa contra la piel. Ese perfecto contonear del cuerpo casi coqueteando con una misma. Es como andar desnuda, es perfectamente libre y seductor, sensual y pervertido, se debe agradecer y disfrutar. No se controla, ni maneja, sólo hay que abrirle la puerta, para que lo lleves digna y feliz. Deja que te toque con sus manos invisibles, ellas te hacen sentir la mujer más linda y deseable de la tierra, orgullosa y cómplice, sólo tú lo sabes, es un secreto entre tu cuerpo, tú y tú. Te hace sentir y ser bella, no se detiene en nimiedades como el tamaño, peso o forma, te hace justicia, te valora, no hace preguntas, no cuestiona ni compara, no juzga, sólo te invade, suave y deliciosamente, se instala con la seguridad de los grandes, sabe que te tiene y que vas con él, se acomoda y juega, a veces es lento y en aumento, otras veces te da señales, aparece y luego se esfuma, otras, sencillamente te agrede.
También lo puedes compartir, ahí es cuando se multiplica por millones, es el momento en que agradeces, porque se vuelve tormenta, rompe cadenas y libera sudores.
Pero… lo tienes que matar, porque ese deseo no es de otra sino tuyo, tiene los momentos contados. Llegó para partir, quiere y debe morir, ése es su precio, debes pagarlo, tú eres la elegida para el crimen, busca la forma, no demores, vendrán otros, miles, pero ése deseo debe morir!!!!
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