Quiero beber un purgante de emociones
que haga hervir los intestinos de mi alma
y la mierda que recorre sus recovecos
se vacíe en huracán de lágrimas;
miles de ellas, salpicando al mundo,
que no quede nadie sin probar
en la comisura de sus sonrisas cínicas
el salado sabor de mi dolor,
que descubran que el amor
no es más que acumulación de dolor disfrazado
y que el tiempo y la rutina
lo comprimen, junto a la acumulación de gases
que su apretuje produce
y, entonces,
cuando la duda o el temor,
la decepción o la presencia de un tercero
detonan la explosión que rompe su máscara
el amor muta en mierda
y te envenenas internamente,
que apendicitis a peritonitis
nada como el dolor de un amor frustrado
recorriendo aquellos rincones del cuerpo
donde miles de medicamentos
no tienen cabida, ni que decir
de las palabras en píldoras que los amigos te recetan,
simples calmantes para contrarrestar el ébola
mutado en mal de amor
que me está consumiendo el interior
y mis entrañas se digieren en sangre salada
que se desborda por mi alma.
Maldita, te odio intencionalmente
por contagiarme este virus
por dejar que a mi alma lo consuma
el dolor eterno
que sólo disminuye
si me das la morfina de tus labios.
Maldita, inconsciente,
sigue con tu vida alegre
después de consumir mi vida
hasta la última gota,
aquí veo como no estás, siendo solo pellejo
que refugia el poco corazón que me dejaste.
Maldita, porque te fuiste sin importar
que yo realmente te amara,
por no ser sincera y decirme
a la cara, con la espada en la mano,
que jamás realmente me amaste
que sólo intentaste por mas de cinco años
llegar a quererme,
acercarte siquiera al amor que yo por ti sentía.
Disfruta de tu nuevo anhelo
y que tu sueño deje de ser utopía
que seas feliz abrazando un futuro
del cual estoy exiliado.
Maldita
eres la mas maldita,
porque nadie antes había
tanto rencor sembrado en mi pecho,
pero eres maldita, verdaderamente maldita,
porque antes de irte no intentaste
que dejara de amarte, que la decepción
me alimentase antes que tu adiós, pero no,
no podías… maldita,
por el contrario sembraste en mi alma
más amor del que podía resistir,
no te conformaste hasta ver que sin ti moría,
y, entonces,
conforme, te fuiste,
maldita, porque a pesar de todo esto
no puedo odiarte y cada día que muere
en esperanza lejana, remota, casi imposible renace.
Te amo, maldita
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