Esperanzas
No sabia porque mamá tardaba tantos días en regresar.
Al principio solía ir con su papa, se sentaban y esperaban, pero ahora iba ella sola.
A papa siempre le dolía la cabeza por eso lloraba tanto. La yaya Encarna se había quedado a vivir con ellos, era la que se ocupaba de hacer la comida y tareas de la casa. También le dolía siempre la cabeza.
Pronto se escucho el sonido por los micrófonos: tren procedente de Madrid efectuara su entrada… Se levanta y empieza a mirar a todas las personas que bajan. Seguro que hoy viene ya, se dice mientras poco a poco la desilusión se va formando en su mirada.
El revisor la observa, un gesto de resignación aparece en su cara, alguien debería decirle algo a esa niña.
De nuevo ve alejarse el tren y mamá no esta con ella. La vuelta a casa no tiene la misma alegría que la salida.
Su yaya le pregunta donde ha estado, jugando con unos niños dice, no quiere que se entere que fue a buscar a mamá, porque entonces le vuelven los dolores de cabeza y se pone muy mal.
Papa la acompaña a acostarse. Le gusta que le cuenten cuentos antes de dormir, cuentos inventados.
Cierra los ojos mientras escucha. Al tiempo que se va quedando dormida, la voz ronca de papá se convierte en la dulce, suave y melódica de mamá. Con una sonrisa en los labios va quedando dormida.
Despertara con su imagen en la mente y una nueva ilusión. La ha sentido tan cerca de ella que esta segura que hoy volverá, aunque últimamente siempre le ocurre lo mismo y luego ha de regresar sola.
No sabe con exactitud cuantos días hace que no la ve, cree recordar que fue un 11. Mamá estaba muy contenta porque faltaba poco para el viaje, iban a visitar las fallas. Ella las había visto hacia muchos años. Le contó como eran y lo bien que lo pasarían, pero claro, no pudieron ir, mamá no regreso a tiempo. |