Parecía desconcertada cuando me lo confesó, el temor asomaba en sus ojos,-el es tan pequeño!!!-repetía sin cesar.
Yo quede muda por unos instantes, hasta que de pronto, una imagen invadió mi mente:
dos pequeños ojos azulinos, pestañas casi transparentes y unas pocas pelusitas color rojizo desparramadas por una cabecita del tamaño de un pomelo.
Cuando volví mis ojos hacia ella, una lagrima recorría su mejilla, pero sus labios ya no estaban inclinados hacia abajo, sino sonriendo como hacia tiempo no lo hacían...(porque la vida no le había dado muchos motivos para cometer la atrocidad de ser feliz).
Quedamos en silencio por unos instantes, no quisimos interrumpir ese momento tan emocionante.
En un lapso de treinta minutos, ambas habíamos crecido a pasos descomunales,
ella tenia que prepararse para ser toda una abuela...y a mi me esperaba la tarea de malcriar y mimosear sin fronteras.
...Así es como sucede la existencia, hay situaciones que nos causan angustia, temor, inseguridad...pero cuando todo apunta hacia la vida..solo resta prepararse y abrir los brazos bien grandes.