Sus manos estaban húmedas,
Su piel empalideciendo,
Y sus mejillas comenzaban a temblar.
Temía que alguien la observara,
Percibía que extraños ojos la miraban,
Pero no era cierto, nunca era cierto,
Y sin embargo la angustia emergía,
Y como una intrusa se apoderaba de la realidad.
Una guerra interna se producía a cada instante,
Pero ella nunca encontraba las armas victoriosas,
Sentía que ya nada podía hacer.
Decidió dejarse vencer,
Frenar el combate contra esa fuerza perversa...
Pero cuando comenzó el lento proceso de muerte
Vio ante sus ojos la solución,
La alternativa que tanto había perseguido.
Y fue mas sencillo de lo que hubiese imaginado:
Simplemente, cuando esos sentimientos
comenzaron a invadirla,
saco un revolver de su cartera, y voló la cabeza
de quien la estaba exponiendo a semejante situación...