Sinfonía y Palabras
Alas de Fuego. Primer Movimiento
Allegro Móvile.
/De los pilares que unen mi cielo y mi tierra solo uno ha quedado intacto, solo mi aliento. Quiero desquitarme de él, entonces vuelo. Un par de alas rompen la estructura de mi espalda, nacen hiriendo y tajando cada centímetro de mi piel hasta sentir un estruendoroso dolor que cesa instantáneamente. Silencio de negra.
Comienzo mi ascenso con los pies en la húmeda tierra, en un salto de tercera ascendente acaricio un Do en corchea y continuo subiendo. Sigo un ritmo constante de semicorchea que me eleva en glamorosas escalas antiguas. A cierto nivel, el aire se vuelve un fugaz pero penetrable enemigo, mantengo una altura constante por al menos tres compases, jugando con disonancias que me hacen reír, y hasta provocan cosquillas en toda mi espalda. Disminuyo el tranco y comienzo a bailar a ritmos parciales, ora rápido, ora lento, por arriba, por abajo. Por muy abajo. En melodías repetitivas pero ascendiendo por segundas comienzo a retomar mi vuelo, subo lentamente pero decidido, al encuentro de las nubes que se me presentan sombrías, ritmos de negras con puntillos y corcheas de graves acordes disonantes. Al tocarlas con mis agrietadas manos las cuerdas de violonchelos y violines comienzan a quejarse de aguda manera, rápida carrera y cadencia en armonía. Al llegar a un chirrido casi insoportable, descienden a manera de fusas, mientras el arpa y el violín del Edén se prestan a conversaciones, uno pregunta, el otro responde con una pregunta, y entre tanta discusión, confundo el lugar en donde estoy con tormenta eléctrica de vientos, donde el trombón, las trompetas y las tubas echan del paraíso a una flautina traversa que tararea de fondo la canción de las musas, casi imperceptible pero sutil. El ascenso continúa pero a modo de zig zag, donde la intensidad de las tensas cuerdas comienzan a reír con esas carcajadas constantes que suelen caracterizarlas. En segundo plano platillos de los astros explotan en intermitentes vibraciones y el final se aproxima.//
//: Ya no me siento respirar pero eso no importa, el limite no es limite para mi, volar mas allá con la ayuda de mis alas, la génesis de las pasiones, el alma en pugna con el cuerpo. De momento siento una tenue pero aumentativa presión en cada parte de mi cuerpo y mi subida se vuelve más lenta pero en volumen casi ensordecedor, es allí cuando descubro que el límite era límite para mí y para cualquier ángel nuevo en su labor. La caída se larga en picada junto conmigo y mi cuerpo, vientos me hacen subir y bajar constantemente a gran velocidad. Arribaabajoconstante. Abajoconstantearriba.
Con la velocidad de la caída mis alas comienzan a quemarse, de la mano de un piano con colosales acordes de violencia. Mis alas comienzan a largar cenizas y chispas de sus restos, y el impacto se torna inevitable. Silencio rotundo de blanca.
Y un flautín desprende su dolorosa melodía disminuida menor y un violín sufre y derrama lagrimas en su nombre, para desvanecerse el clamor en armónicos de piano y el llanto de un violonchelo que de tristeza se vuelve tan grave y ruin que siento perderlo entre la penumbra de mis manos :// |