Viendo la película desde afuera, sintiendo fluir sus palabras y envolviéndose en las situaciones más confusas (talvez por el abuso de las metáforas).
El artista esta parado frente al tiempo otra vez, sin máscaras que tapen su rostro, sin antifaces que muestran falsas sonrisas (o lagrimas), dejando que el viento poco a poco marque su silueta en el polvo. Sintiendo de verdad el impulso de estar ahí donde cree que puede devolver lo que alguien, indirectamente, le hizo llegar. Los gestos siempre terminan volviendo a su destinatario (“estamos hechos de palabras, aun las que no pronunciamos”). Y sobre la energía (si esa positiva que siempre se expande), el actor define el ensueño que se vive en estos días, frío y estepado, siente con todo los que tiene adentro (si!, esas cosas aparte de locura) que puede ayudar, que tiene para dar, aunque sean solo palabras; algo de lo que alguien se merece y siempre se negó a recibir, que una vez con un espejo en la mano no quiso de terminar de contar una historia.
Para los seres que viven en las cabezas (de todo tipo y aun esos que se camuflan como piedras): Alerta!, el mar esta subiendo el volumen de sus advertencias, y el frágil barco amenaza hundirse, es momento de permitir el agua dulce regar las tierras, talvez parar un minuto (aunque sea solo uno) de seguir en el circulo de pensamientos y objetivos, no permitir quedarse y analizar por que no estoy del todo bien.
El artista dolido en sus palabras sin saber como expresar, sin poder decir tal vez un simple y antimetafórico “no hay suficiente tiempo como para no sonreír hoy”, una carta en una botella de palabras adornadas sin saber si llegara al destinatario, con un medicamento casero para los momentos en los que uno se siente triste.
“Solo se escribir poemas y canciones, pero los voy a escribir por que me preocupaste un día que te hable y me respondiste claramente y sin esa imaginación que te caracteriza”
El poeta pintado de blanco como un mino se sentó en el banco del balcón a mirar a las gaviotas pasar en la mañana.
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