Con pincel de inocente mente en el papel de mi fatalidad intenté un día dibujar tu figura sin conocerte. Al contemplar el resultado sin siquiera comprender, como pudo suceder, me sentí loco enamorado. Y desde ese mágico momento dejé atrás la fatalidad decidido a un día encontrar el rostro de aquel retrato.
Texto agregado el 31-03-2006, y leído por 120 visitantes. (2 votos)