El que me ofrezca una relación sincera, el que no pida explicaciones de mis actos, el que no me critique , ni pretenda mi cambio, el que me acompañe en silencio y procura escuchar, mis cambios de humor tornasol, pensando en dos aromas.
El que de noche piense en mi un rato, el que me acompañe a caminar un rato y el que tome mi mano entre sus manos, el que entre sus manos quisiera tomar mi cara, entre besos y mordidas, impregnados de ternuras, sin decir palabras amargas como te amo y te extraño.
El que no planeará, el que fuera el conmigo y el sin mi, quisiera por un segundo que si existe fuera real por otro segundo callado en palabras discretas y sinceras, sin teatros tallados ni perdidas extremas.
El que me diera un don y me quitara la historia de una amargo callado. Puritano escrutinio de ilusiones contadas y estruendos llorosos.
El que no me mire y se decepcione, el que al verme no reclame, el que se quede sin preguntas que no tienen respuestas.
Del que querré sus besos, estrellas marcos de girasoles, con verdes primaveras, calentados con fríos veranos y apacibles inviernos, del que querré sus chistes sin sentido, su compañía asoleada sus pleitos clandestinos por el color de la camisa sus risas entre dos hoyuelos y su aroma en mi almohada.
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