Hoy, la cuesta de camino al trabajo no ha sido tan larga. A mitad de cuesta un viejo amigo me ha saludado. Sí sólo era un saludo pero llevaba una sonrisa... A mi nunca me ha gustado él, pero hoy esa sonrisa me ha mosqueado. Pero no sólo eso me ha hecho pensar en salir con él.
No es mal chico, tan poco es feo. mi amiga siempre ha estado colada por él. Así que... no será feo.
¡Pero que importa eso ahora! El muchacho vale.Y yo... yo también merezco a alguien que me quiera ¿no...? Que una ya se cansa de que no la quieran como una quiere.
Yo siempre lo he dado todo en la relación y siempre he esperado que me dieran más. Pero... nunca me han querido lo suficiente. Ellos siempre decían quererme ¡y mucho! pero yo no lo veía así. Yo siempre he creído que me podían dar más.

Sea como sea, esa sonrisa se ha instalado en mimente.
Tambien es cierto, que yo ahora estoy a deseo de cariño.
Es muy bonito que te mimen, te cuiden, te den cariño... y yo estoy a falta de todo eso. Así que no es de extrañar que ande yo liada ahora en estos pensamientos.
Tampoco molesto a nadie pensando esto. ¡A nadie afecta si quiero o no quiero a mi amigo! ¡Caray! ¡que no me hubiera sonreido así!

Antes no lo había hecho nunca, o yo no me había dado de cuenta. De cualquier manera, mañana tendré que volver a subir esa cuesta. Y hoy ya estoy de nuevo en el trabajo. Pero no me he enterado de la fatigosa subida.