Escriba el discurso

En mi carne tu dedo esclavo
cuando estocada.
Debajo de mí tu cuerpo espera
y al tomarme el sexo estrena
tu pecho estrecho
en mi mano esteta.
Si tu aliento en mi boca escalada
por mi garganta estrago
(¿por qué no esfumar un beso?)
Tu pelo, que entre mi tacto escapa
para mi vista estela,
para mi tacto escaso.








Este poema nació, así como algunos otros de la misma colección, con objeto de torpedear los débiles cimientos en que se sustenta el lenguaje.

En este caso se ofrece un texto de diferentes lecturas, o de lectura desenfocada; pero su multiplicidad de significados no es terreno estrictamente pragmático, ni siquiera se debe a la inclusión de recursos literarios. Las diferentes lecturas están motivadas por la necesidad del significante (si pretende permanecer unido al significado unívoco) de la discontinuidad y de la discreción.

Por tanto, el pensamiento mayoritariamente aceptado es la consideración del discurso como aparentemente unitario gracias a: el espacio, la puntuación y la lógica discursiva.

El poema, en cambio, propone el discurso como "criba" de discursos ("selección" de significados), en este caso señalando un ejemplo exagerado ( mediante las palabras que empiezan por "es") de la problemática que ofrece el significante.

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