Inicio / Cuenteros Locales / Soli / El Hombre de la Máscara Negra (Preámbulo VIII)
Ahora bien: ¿Es el hombre de la máscara negra egocentrismo? En el caso de que realmente se sea, de que se sea portador de ser ¿Qué es sentir como posibilidad el contribuir en el crecimiento o en la aparición del ser en otro(s) ente(s)? Puede ser una contribución pero también puede ser estar ciego ¿Se es realmente necesario? ¿Cuántas veces no se constata que el deseo de ayuda es el peor de los estorbos?
En El Hombre de la Máscara Negra no hay deseo de ayudar. Más bien su Deseo es casi criminal. Cuando podemos confundir su deseo con el deseo de contribuir o de ayudar podríamos intentar ser justos y darnos cuenta de que su deseo no consiste en otra cosa más que en el deseo de no estar solo, de no estar verdaderamente solo. Pero, cuando la soledad se le aparece como destino ineludible entonces todo se trastoca en él y su deseo lucha por la unicidad… por ser único, por ser el Único… por ser el Más. Nos hallamos entonces ante un Demonio. Su supervivencia consiste entonces en la unicidad hasta que se demuestre lo contrario. Dios se convierte entonces en el Archienemigo porque es quien ocupa la unicidad y no merece tal puesto. Dios se convierte entonces, en nuestros conceptos, en lo proyectado por todos nuestros demonios.
Demonios de ésta índole no nos faltan en la historia. Es actividad propia del ser llegar cada vez más a lo más más de sí mismo que es lo mismo que lo que se entiende como lo mejor de sí mismo. En la soledad del ser se exagera e intenta abarcarlo absolutamente todo (Ser Dios).
Como Dios es la armonía entre todos los seres, entonces al ser solo que busca ser Dios se le aparece un ente regulador que – qué cosa más rara – conocemos como El Diablo. Es él - el Diablo – el que nos imposibilita de ser Dios y por lo tanto es el enemigo de la “humanidad”. El Diablo es el regulador de todo poder que se cree bueno pero que por poder se siente en la necesidad de exterminar (por su propio poder pero bajo el argumento del bien) todo otro poder que considera malo.
Como la brega humana demuestra constantemente consistir en la lucha por la adquisición absoluta y el Diablo es un ente que impide tal posibilidad, el Diablo de ser un ente regulador de la armonía entre todos los seres pasa a ser la encarnación del Mal porque es el que impide el triunfo del bien (el triunfo de Yo, la coronación de un Yo como ser supremo (de un bien contra un mal, es decir: de un aniquilamiento).
Como uno está harto de estos destinos de los cuales hasta Shakespeare advirtió. De estos destinos solos que conllevan a la locura, a la masacre, al asesinato; la única opción posible es la no soledad.
No es piedad lo que hay en la mirada del Hombre de la Máscara Negra. Es ambivalencia.
No es piedad porque no le gusta lo que ve, sólo ve posible posibilidad en lo que ve, ve fragilidad torpe. Y la única posibilidad que hay en él para no caer en la locura es no estar solo porque conoce a la perfección su destructivo potencial. Sólo por eso da de sí y opta por los frutos de la Santidad. Dios regula (milagrosamente es lo que habrá de darse)
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Texto agregado el 28-03-2006, y leído por 124
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