De las oscuras noches,
deseo encontrar el deseo perdido,
para saborear las noches plenas entre tus brazos,
arrancar suspiros de tu piel y poder saborearlos,
dejando a que la mañana me envuelva
y me deje agotado a tu lado,
el cual reclama mi presencia,
el cual me ata, y me tiene encadenado.
Al cielo estrellado poder robarle los luceros,
que iluminan mis letargos y poder gozarlos,
acariciando tus manos, poder besar tu cuello
y prenderlos a tus ojos para ver brillar siempre su fulgor,
me alimentan me seducen con pávidos
destellos que me hacen descender a tus brazos.
Ho Dios por tu mano quiero sucumbir,
sentirme acorralado saber que soy tu siervo,
que tu éres quién de su seno me da de beber,
que tu mano me conduce al lecho de la mujer,
que amo para poder saborear, su aroma,
su dulce miel que me hace
saborear lo bello que es éstar a tu lado.
De la inocencia de su seno deseo el reposo,
que me arrulla cada que me siento abandonado,
cada que me siento solo en la inmensidad de un océano
retozar, rebosar, reafirmar que soy algo mas que su primera vez
que deseo ser el ser que en su corazón
se quede y no escape del mío,
para poder sentir que tan grande es su espacio,
en mi cuerpo encarnado.
Tan solo deseo ser,
el ser que arrulle su sueño,
en las noches frías,
llenas de placeres
y vacías de mi presencia.
Tan solo deseo ser,
quién en su alma se quede,
en su boca navegue,
en su cuerpo la esperanza reencuentre,
en su corazón me permita anidar
con espasmos de lujuria
con espasmos de añoranzas,
con primitiva voz decir,…
te quiero,
con el alma en un hilo aceptar,
que sin mi se muere
que sin su mano solo quedo,
y sin su corazón morir yo puedo.
|