"Una vez más"... pensé en mi escrito "La Partida" cuando me dije eso.
Viaje tras viaje desde que entré a la universidad y debí irme de la casa.
Viaje tras viaje... una rutina ya en mi vida, nada emocionante.
Salí a las 22:00 horas de Concepción, estaba cansada, tantos días acostándome tarde y levantándome temprano estaban causando su efecto. Pero las luces estaban aún prendidas, aunque en realidad eso no me molestaba tanto, con el cansancio que llevaba en el cuerpo bien habría podido ignorarlo. Pero, cruzando el pasillo que separa una fila de asientos de la otra, había un desubicado escuchando música no con volumen del todo discreto en su notebook. No sé si sería su intención hacernos notar al resto que tenía un notebook de última generación, pero de hecho todos lo notamos y yo con muchísima rabia.
Intenté concentrarme y logré quedarme dormida, pero no mucho rato. Desperté cuando el auxiliar del bus llegó a mi asiento revisando los pasajes. Le di el mío y me dispuse a dormirme una vez más, pero las luces seguían encendidas, el desubicado de la música fuerte seguía desubicándose y a eso se sumó el frío, llevaba los pies helados. Con esto mi humor no estaba nada de bueno. Busqué una posición que me permitiera cubrir mis pies. Nótese lo incómoda que iba en un espacio tan pequeño con absolutamente todo mi cuerpo en el asiento. No pude dormir, lógico.
Pensando en todo lo que me molestaba en ese minuto sentí que entraba una brisa por la ventana, de modo que decidí cerrar las cortinas... fue mi salvación. En la maniobra para cerrarlas vi hacia fuera... y ahí estaban, románticas como siempre, esos puntos de luces titilantes allá arriba, vestidas de un sutil esplendor... hermosas... esas que llaman estrellas...
Las miré sin terminar de cerrar las cortinas y les sonreí como queriendo darles las gracias por tener la sutileza de presentarse tan elegantes para mí esta noche y alegrar mi momento. Y me di cuenta que dejó de importarme el frío, las luces, incluso la música y el desubicado de la música -porque finalmente me molestaba más su desconsideración que la música misma- y di gracias a Dios por haberlas considerado para mí esa noche cuando decidió crearlas.
Medité en eso y me dio risa, me sentí como un bebé que llora y se calma cuando su madre llama su atención con juguetes de colores. Y me emocioné pensando en cómo este Dios Poderoso y Sublime es mi Padre Tierno y Amoroso.
Las estrellas... en esta ocasión me entretuvieron dejándose contemplar. Algunos han dedicado sus vidas a estudiarlas encerrados en observatorios hablando de ondas y espectros electromagnéticos, palabras que no entiendo del todo. Estas estrellas han sido motivo de grandes investigaciones, apasionados por la astronomía han hecho de ellas un objeto de interesantes estudios. Es su forma de vivirlas.
Otros, enamorados, han hecho de ellas los testigos de su amor. Cuántas situaciones románticas han sido especialmente románticas por el solo hecho de estar bajo las miradas de sus luces. Es su forma de vivirlas.
Otros escriben con ellas... poetas miles usan sus nombres y su belleza en el esplendor de sus metáforas, haciendo con ellas versos que hacen reír y llorar de emociones encontradas. Es su forma de vivirlas.
Para otros han sido un mapa. La Osa Mayor, Las Tres Marías, La Cruz del Sur y cuántas más. Posiciones específicas usadas por los marinos en sus aventuras por el mar. Una verdadera guía. Es su forma de vivirlas.
Esa noche fueron mi contemplación, fue mi forma de vivirlas.
Pero sea la forma que sea, me maravilla el tan solo hecho de que ahí estén, para nosotros. Pueden ser nuestra guía, nuestra emoción, nuestro estudio, nuestra ocupación. Pero de una u otra forma nos entretenemos con ellas... Juguetes en el cielo que Dios procuró regalarnos... sí, un regalo para una linda estadía en la Tierra, como a niños juguetes de colores.
..."Dios, pensaste en todo"
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