Blanco y negro...

Un hombre golpea una pared rocosa con sus puños hasta romperse los nudillos.

Una señora gorda arranca sus arrugas y se las da de comer a un gato.

Un hombre sin dientes muerde una pieza de oro hasta sangrar.

Un recién nacido escala por las paredes rápidamente.

Un anciano cava un agujero mientras una mujer grita sin emitir sonido aparente.

En el fondo de la mina una mujer ciega se lanza al vacío, la veo caer y volver a caer infinidad de veces.

Un niño llora en silencio, sus lagrimas escurren y llegan al suelo donde forman un diminuto charco, un pequeño haz de luz entra por el orificio.

Una vieja silla de ruedas da vueltas en círculos, nadie va en ella, nadie la empuja.

Una niña busca a su oso de peluche desesperadamente, gatea mientras sus rodillas se desangran.

Alguien ha dejado marcas de arañazos y algunas uñas en la roca que bloquea la entrada a la mina...

Un tipo gordo me señala y comienza a reír hasta caer en el suelo y convulsionarse.

El recién nacido es ahora una araña, se esconde de mi mirada tras una grieta en el techo.

Miro mis manos, palpitan... Mis dedos sangran y algunas de mis uñas hacen falta...