se escucha el rumor de pies
murmullo de conversaciones
y el vaivén mecánico me marea
miro a la fila de una docena
de seres sentados
otros parados
todos hipnotizados por el ritmo
todos cronológicamente programados
nacidos en botellas supervisados
por solo una pequeña manada
que gobierna el mundo

miles de pies caminan a diversos lados
empleados con sus empleos
hablando aburridas conversaciones
con sus compañeros
revisando los chismes del día
corriendo para irse a su casa
lo más antes posible
montarse en el primer tren que consiga
para ser otro robot en la masa
al siguiente día

el robot ha perdido
algunos músculos
en su cara
esas que eran utilizadas
para una función que se llama
sonreir
y sus ojos opacos se pierden por
el espacio blanco de la pared
de su cajón diario
y solo se retratan ciertos
momentos unicos
que se disuelven velozmente
como el azúcar
en el café instantáneo de
sus mañanas insignificantes...