Tímpano...
La apocalíptica sombra del incondicional me nombra...
Arde el “mastodonte” de furia...
El estruendo.
La caída.
Ponte derecha, es la médula lo que te duele.
El zumbido agrio... Tímpano.

El alma que padece un cáncer de utilería, el disparo que grita y blasfema..

Cronoscopio sanguíneo... tengo dulce las arterias..
Bébame mucho, béseme, comenzando por los huesos.

La madre muerte del hocico que huele rabia en todas partes... los nudillos atados, la frente pensante.
No puedo digerir la densidad de los días.
Atragantado de ataques cardíacos... Hijo de tierra.
Ahora le toca a mis ojos, “ Aquí yace el tímpano”.
Una garra de hielo se desnuda en el holocausto de mi vida... y sangro vapor... y sangro. Tengo sangre en mi mejilla, hija de tus labios asesinos.

Arde el “mastodonte”, que se cree fuerte, lo mejor que hace es ruido al caer.
Mis tímpanos explotan, “He aquí el tiempo que ven mis ojos-reloj”. Mi voz de campana. Mi vida que se anuncia.

¿Podrá llamarme alguien como lo a hecho mi madre al darme a luz?... ¿Podrán?.

Corrompen las sombras cabales, idiotas, deshonestas.
Arde el mas pequeño con el hocico inundado de espuma.
Contracción de minutos mortuorios.
Pisoteado de palabras esdrújulas.
...Alguien marca el ritmo en el suelo con una bota de soldado...
Los pasos son achicados por una atadura metálica....
El “mastodonte” quedó atrapado en una de las tantas e infinitas vueltas de mis ojos hecho agujas. Te susurró: “Ponte derecha”.
Pensamiento lastimoso de su médula... Pensamiento penoso de dudar, de estar envejeciendo, o sea muriendo, o sea... existiendo en un pozo siniestro de ultratumba.

Llanteó... Recuerdo al “mastodonte” que solo sirvió para el estruendo de su cuerpo al caer...
Un chillido de monedas negras y sucias.
Contracción de minutos monstruosos.
No quiero... ni pensar, ni saber, ni decir.
Recuerdo... que tengo dulce la sangre y eso me alarga la vida un rato, me rejuvenece un poco... de esta forma uno le gana al tiempo.

Sobreviven algunos, yo entre ellos...
La contracción de los minutos no desaparece jamás.