La segunda oportunidad.
El aire de la habitación estaba húmedo por la letal combinación de una noche de extremo calor y lujuria; mi memoria divaga a causa del alcohol, como si todo lo sucedido lo hubiera visto en un televisor al que se le va la imagen cada cinco minutos por 5 minutos mas, no tenia claro lo que había sucedido, solo sabia que no me sentía bien y me invadía una imperiosa necesidad de llamarlo.
Me levante de la cama con los ojos entreabiertos note a los demás, inmediatamente abrí la puerta de la habitación continua que hasta ese momento había desconocido, para mi sorpresa era un cuarto de baño, extremadamente limpio, el resplandor de cada uno se sus baldocines sumado al estado en el que se encontraban mi cuerpo y mi mente me dieron la impresión de entrar en mi propio cerebro, totalmente en blanco. Me tumbe en el piso y parecía una mancha en aquel impecable cuarto, que asemejándolo de nuevo con mi cerebro podía ser la mancha de la conciencia que me carcomía por sucesos que aun no tenia claros.
Le marque y colgué, no sabia que podía decirle, si me hacia alguna pregunta no tendría suficiente información para contestársela así que antes de intentar de nuevo la comunicación tenia que tratar de recordar. Cerré los ojos y repasando concienzudamente cada uno de mis actos desde el momento en el que llegue a aquel bar comencé a reconstruir la historia que tenia como argumento la cerveza, un festejo y un hombre que decía ser mi amigo. A medida que transcurría la noche el nivel de alcohol se sumo en nuestros cuerpos y cuando menos creímos el reloj marcaba la hora de cerrar. Nuestro próximo destino era su casa. Haciendo un esfuerzo sobre humano, a mi memoria llegaron nuevas imágenes en las que me encontraba con el hablando sobre lo mucho que amábamos a nuestras respetivas parejas (pues el y yo no éramos mas que amigos, y de los buenos) y de los sucesos que habían marcado nuestra amistad desde que nos conocimos hasta el momento. Llego el momento donde mi cuerpo no resistió el trajín de la noche y decidí de una vez por todas irme a acostar, cuando logre tumbarme en el colchón sentí inmediatamente después del mió un peso extra en mi cama, junte todas las fuerzas que tenia en mover mi embriagada humanidad y ahí estaba el, mi amigo sujetando mis manos con fuerza y tratando de juntar sus labios con los míos.
Le marque, esta vez deje que repicara, el me contesto y me dijo:
-hola, ¿cómo estas?
-supongo que bien, ¿cómo va tu viaje?
-bien, lo de siempre ¿y tu? ¿Qué me cuentas?
-nada, creo que fue un error haberte llamado, hablamos luego.
-no espera, ¿qué pasa? ¿Tienes algún problema?
-mejor hablamos cuando regreses
Y le colgué de nuevo, el es de esas personas que le matan la curiosidad y no soporta las cosas a medias, así que como lo esperaba escuche el repicar de mi teléfono y era el esperando por el final de lo que yo había dejado inconcluso, sin pensarlo dos veces le dije:
-es que ayer...
-¿Qué? ¿Ayer qué?
-ayer te fui infiel, solo quería que lo supieras y que me perdonaras.
Al otro lado de la línea oí en suspiro que me pareció eterno y luego el tono que denotaba que la persona que me escuchaba había abandonado la conversación y por ende yo había perdido la oportunidad de seguir hablando, aunque igualmente las explicaciones no hubiesen sido entendidas por la contraparte, es mas no había explicación pues ni siquiera yo las tenia para mi misma.
Salí de la habitación blanca y encontré en la cama en la que había pasado la noche a aquel personaje que yo creía el objeto de mi deseo en las horas anteriores. Me sentí culpable pues mientras yo besaba a mi amigo, aquel al que verdaderamente amaba me extrañaba en la lontananza.
Al alzar la mirada vi mi reflejo en el espejo, tenía mi mejilla izquierda de un intenso tomo púrpura y comprendí el dolor que sentía en ella desde el momento que me desperté pero del que había hecho caso omiso por la intensidad de mi otro dolor. Inmediatamente empecé a notar otros dolores que invadían mi cuerpo y que igualmente mi golpe emocional no me dejaba sentir, vi mis muñecas moradas, levante mi amplia blusa y percibí unos inmensos círculos que asemejaban unos dientes marcados sin compasión en mis senos y mi vientre y por ultimo es dolor punzante en mi sexo que fue el que hizo que como el flash de una cámara aparecieran frente a mi consecutivamente los recuerdos antes borrados de la noche anterior; entre de nuevo en la habitación blanca pero ahora en sus paredes se proyectaba la película entera de la noche anterior, así que vi como aquel que decía ser mi amigo sostenía mis manos con fuerza y trataba de juntar sus labios con los míos, yo por mi parte oponía resistencia y el, que doblaba mi tamaño y mi fuerza me abofeteo una y otra vez y doblegándome de nuevo, comenzó a morder mi cuerpo arrancando de mi gritos de desespero y dolor, e impartiéndome un ultimo golpe, el que me dejo tendida en la cama incapaz de moverme y seguir luchando continuo penetrándome una y otra y otra vez hasta que no pudo mas y se hecho a dormir placidamente junto a mi cuerpo casi inerte.
Reaccione de nuevo Salí del cuarto de baño y tome el teléfono, en aquel momento no me importo tener al hombre que me había violado frente a mis ojos, solo pensé en que ya tenia la explicación de mi “infidelidad” y que el la debía de saber, llame, el teléfono repico en señal de que nadie había ahí para contestarme, comprendí que estaba en las tablas en ese momento, espere al rededor de 40 minutos junto al teléfono pero con la mirada fija en el cuerpo de aquel que todavía no se levantaba. Llame de nuevo, esta vez con éxito, oí su voz y risas de tras de el,
- si, diga.
- Hola soy yo de nuevo, quería decirte que…
Me interrumpió.
- no me importa lo que querías decirme.
- Pero por favor escucha.
- No. Escúchame tú a mí.
Y citando una de las frases que yo más repetía en mi diario vivir me dijo:
- en este momento me encuentro con laura y con Ángela y aunque tu me enseñaste que mi calidad humana no depende de la calidad humana de las demás personas, la vida me esta dando una segunda oportunidad y esta vez doble.
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