Nos levantamos y descendimos hacia la parada del autobús opuestamente, es terrible despedirnos aquí, todo trae demasiados recuerdos y no me quedarán fuerzas al volver el año que viene. Demasiados recuerdos, demasiado tiempo, demasiado todo, demasiado de ti. Mañana encontraré las palabras que tendría que decir ahora. Dentro de un momento ya no habrá nadie a mi lado. Sólo una sombra en tu recuerdo. No me olvides.
Nos separamos y cuando me vuelvo no hay nadie a mi alrededor. Sólo el cielo vacío sobre mí. un vacío como no debieran permitir que existiera, la nada absoluta, azul y estúpido. Un azul tan estúpido que da ganas de llorar.
A lo lejos un autobús del tamaño de un juguete y quiero gritar pero no puedo, quiero llorar pero no tengo agua en mis ojos. No tengo nada, sólo un vacío enorme por dentro que me atormenta. Y quiere salir pero no puede, me siento sola, aturdida, confundida... y me encierro en mí porque no soporto tanto dolor.
Al cabo de dos días por fin rompo en llanto y todo mi ser se funde en lágrimas que van recorriendo mi cara y van formando un gran charco a mis pies. Quiero huir pero no puedo, quiero verle y no puedo. De pronto empiezo a correr sin parar y sin rumbo hasta que por fin, paro y me dejo caer encerrada en mi habitación. LLorando por un amor tan profundo como el mar y el infinito, recordando como mi sangre fluyó torrencialmente bajo la mirada de él. El corazón palpitaba con tal fuerza que mi pecho estaba a punto de estallar.
El tiempo qeu pasaba sin compasión. Me levanto de mi lecho de muerte por él y empiezo a correr de nuevo. Corro sin pausa y a mi paso los árboles se van agitando. Por fin, llego de nuevo al lugar donde estuvimos juntos y en el que nos separamos. Sólo tengo una esperanza: encontrarte aquí.
Entro por la puerta y de repente me paro a contemplar que todo sigue igual, solo que esta vez sin gente. Pero yo confío en verte. entro, te busco, pero no te encuentro. Desilusionada salgo y aquella despedida en la que no pude decir nada, me invade, y esta vez sí que lloro y grito lo que debí haber gritado: TE QUIERO |