¡¡¡Señora !!!
Usted supo de mi amor incondicional.
Supo de mi espera, de mis ruegos, de mis ansiedades.
Supo que la amaba, la amo y la amare por siempre.
Supo de mi respeto y su incondicionalidad fue la que gano más de un corazón.
Fue un ser integro, lleno de luz y belleza.
Un ser que jamás supo de maldad y entrego su amor a todo el que necesito una palabra para seguir adelante.
Mucho tiempo ha pasado desde que nos conocimos.
Años, ya ni se, si cinco, cuatro, mil o segundos.
Tiempo en que tendió su mano, tiro el madero, ato la soga al muelle y sostuvo la vida,
a capa y espada.
Tiempo en que lloro y rió en letras para mis ojos.
SEÑORA; mi ¡SEÑORA!
Los días sin usted serán mas que largos, la mirare de noche y también cuando el sol lastime mis pupilas.
No me importara quedarme ciego, si su ausencia ya se llevo mi luz.
Seguiré mi camino, convocare a los duendes del destino para que reserven un lugar a su lado, el que ocupare sin dudas en un tiempo aún lejano.
Lejano en los deseos innatos del ser humano, cercano en los deseos del corazón destrozado.
Mi amada, a sus pies, mortalmente herido…
Triste el corazón, sin un solo latido, se olvido de que aquí siempre la hemos querido.
Perdono en un segundo, eso, habla de su grandeza
La sigo amando eternamente.
La oiré caminando entre las hojas, viviendo siempre en otoño…
Jorge
22-03-06
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