Y entonces, se despierta. Pocas veces reconoce de inmediato donde se encuentra. por lo general tiene la sensación de estar en casa, en la habitación de sus padres cuando aún tenía trece años, época en que sus bellos senos empezaban a aflorar, los primos; ligeramente mayores que ella; la buscaban más a menudo para ir a jugar, ya no en el parque, sino en el desolado patio de la difunta abuela Martina, con rutinas bastante afectuosas y abrazos cada vez más prolongados y besos cada vez más y más cerca de sus labios rojos y gruesos. Luego de ello siempre era bastante divertido hacer lo que siempre hizo con Dante desde que eran niños, pelearse con el resto y salir a vender en las calles del pueblo las empanadas que la madre de su no reconocido novio preparaba con tanto esfuerzo durante el medio día implacable de un pueblo de la costa con río en la zona tórrida en un país la....
todo es basura.....
fueron las últimas palabras que se encontraron escritas entre sus archivos después de su muerte.
Andrea sentía que ya nada tenía sentido. El cuerpo de Marcela tendido en el cuarto en un perfecto circulo de sangre proveniente de sus venas. Las hojas secas recogidas en el otoño del 96 en Francia. Solo ella sabía darle importancia a algo tan sublime como una hoja seca de tres años atrás. Sus últimos poemas los había escrito aquí."El grito de vida soy la miel y la hiel. ayer dios me regaló una lluvia. la rechacé. soy su amante detestada. fornico contigo. te hago un demonio maldito. me detestas y me amas, soy tu libertad y tu cárcel. caes lento de tu pedestal, pero caes. importancia ya no tienes. el placer de ser demonio lo probaste. eres libre y te duele....."