Nadie más desde acá sólo yo y esta oscuridad. Nada más -hoy decido- queda por llorar. Nunca más sucumbir ante tanta perfección. Qué barbaridad! entregarme así a la lluvia teniendo en cuenta, mi excesiva vulnerabilidad cuando se trata del fin, cuando se trata de amor.
Texto agregado el 22-03-2006, y leído por 119 visitantes. (3 votos)