Me senté.
Mi cabeza daba mil vueltas. Sentía dolor, tristeza, me acababan de desgarrar el alma. Mis ojos no dejaban de sangrar. Miles de lágrimas querían salir a la vez. Ninguna palabra me daba consuelo. Ninguna me reconfortaba.
¿Cuándo había sido la última vez...? ¡Ayer! No puede ser. Trataba de recordar esos últimos minutos. No quería olvidar ni un solo gesto de su cara. Ni una sola palabra pronunciada. Vino a despedirse, se iba de vacaciones.
Qué dolor en el pecho. No sentía el latir del corazón, era como si se me hubiera parado. Estaba en medio de un caos, a mi alrededor todo eran gritos y ruido. Todo parecía ir más deprisa de lo normal y en cambio yo me sentía estancada, sumida en un pozo donde se había detenido el tiempo solo para mí.
Se había marchado para siempre. Nunca más le volvería a ver, tenía tan sólo dieciséis años. Nadie lo esperaba. ¿Por qué no le di un beso al despedirme? ¿Por qué no le dije que le quería? Siempre con prisas. ¿Por qué no le dediqué más tiempo ayer cuando todavía le tenía conmigo?
Texto agregado el 21-03-2006, y leído por 228
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
22-09-2006
upssssss
¡con 16 años!
toda la vida por delante. maite32
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login