Se nota aunque no se quiera la tristeza al pasar los días.
Ver que la vida sigue sin pararse, y tu en medio siendo el todo y yo, siendo la nada.
Nada, es lo que queda de los dulces momentos pensados y menos de los vividos.
Se perdió la ilusión en el camino, al igual que la pasión es un recuerdo.
Recuerdos, esos que hacen que alguna vez asomen unas sonrisas, y también muchas lagrimas ganado la batalla a las primeras, para quedar por siempre presentes en el brillo de los ojos.
Sentimientos que se cruzan de lo real e irreal.
La razón que no es razón, y el olvido que por desgracia no aparece para poder recomenzar.
No tengo valor para cerrar las puertas y estas permanecen abiertas dejando entrar el dolor.
Si solo por un momento pensara que alguien sufre por mi, no lo creería, de igual modo que no tenia que haber creído algunas palabras que hacia mi se dirigían.
Viví unos momentos felices. Pensé que el sueño no era sueño. El despertar se hace difícil y mi camino se complica, y aun así, aquí estoy, esperando algo que ya no llegara.
Como admiro a las personas que tan fácil olvidan, yo por desgracia no puedo.
Siento que mi alma grita de dolor cuando te pienso, se asfixia como si dos manos poderosas la estrangularan, el nudo que se forma me deja ver lo que es la realidad de mi vida.
Se que lo que siento, no tendría que sentirlo. Se que lo que quiero, no es mío. Se que lo que amo, no me pertenece. Se que mi sueño, no es el tuyo. Se que nunca fuiste ni aun siquiera, un poquito mío. Se que nunca volveré a saber de ti y eso… me duele, me deprime, me asusta, me ahoga, me angustia, me apaga...
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