Extranjero es quien ya no le queda dudas de provenir de un sueño. En el sueño, cuando es posible que un ser retorne a su sueño, la dimensión temporal (la curvatura del tiempo) es distinta a la de la Tierra. Un solo episodio de un sueño puede contener más vida que una vida entera en la Tierra. El soñador o la soñadora despierta que aquel su cuerpo en su sueño es más suyo propio que éste aquí en la Tierra. ¿Cómo construir una cadena significativa? Es decir: ¿Cuál es el sentido de mi yo-aquí? Es posible llegar a la conclusión no errada de que el sentido del Extranjero aquí en la tierra consiste en el uso de su potencialidad. Porque, ciertamente, si se proviene de zonas de mayor densidad energética de la galaxia y se está aquí en la Tierra, indudablemente un ser con tales características posee más energía que la requerida para estar aquí y su mera existencia afecta el entorno.
Ahora bien, existe una creencia entre nosotros terrestres consistente en la consideración dada por hecho de que para ser hay que hacer, de que para afectar hay que hacer, es decir: de que para ser, hacer y afectar es necesario realizar labores dentro de los parámetros del ser útil aquí en la Tierra. Conceptos tales como “Hacerse de un nombre”, “Conseguirse una reputación”, “Ser ciudadano”, “Trabajar”, “Producir”, “Ser productivo”, “Ser útil a la sociedad”, “Ser respetado”, “Ser digno de consideración”, etc. Obedecen a un concepto general de una realización positiva del ser. Nuestro concepto de la utilidad del ser en cuanto a otros seres o en cuanto al conjunto de los seres es únicamente positivo (lo que conocemos como “práctico”), lo que conocemos mediante la palabra “Aporte”, y consideramos que todo aporte debe ser material, porque consideramos que todo aporte material es práctico, efectivo, real, quizás incluso ultraísta. Y sólo dentro de este esquema damos valor a algunos seres. Fuera de esto no vemos nada. Fuera de este esquema de validez sólo vemos una penumbra o una tiniebla, quizás ni siquiera esto, sólo vemos no-valor.
Así que es difícil echar este cuento del hombre de la máscara negra sin antes hacer esta y otras consideraciones más.
¿Qué valor puede tener un ser que no hace? Cuando hablamos de “tiene valor” obviamente hablamos de un valor “para algo”, obviamente este “para algo” es el conjunto de los seres. Pero ¿Se definen los seres únicamente materialmente? Sin duda un valor material es un valor que todos podemos usar. Pero, así como un valor material es un valor ¿Podemos decir que todo valor es únicamente material? Puedo aclarar el punto rápidamente: Existe materia y energía. La materia es una suerte de energía condensada, es decir: la materia está compuesta de energía. Por esto, por ser la materia y la energía modos distintos de una misma cosa, la energía influencia la materia. Pero para que la energía no pierda su capacidad influenciadota es necesario que la energía no se transforme en materia. La energía, para ser tal, debe ahorrarse a sí misma manteniéndose únicamente como energía. Precisamente el no hacer hace posible un ahorro de energía tal que el ser que así se concibe es capaz de influir sobre la materia sin participar de la misma.
El ser que así se concibe es el ser que es, que conoce o descubre sus facultades como organismo y no como ente perteneciente a un organismo. Es decir: es de por sí una integraidad original. Más original todavía si su origen no es de aquí.
Porque no puede ser de aquí.
Porque sus referencias no provienen del aquí, provienen de más allá de lo constituido por el lenguaje (proviene de sí mismo).
La explicación más acertada es siempre la que produce la mayor cantidad de energía (quizás lo que produce la mayor cantidad de energía no es la explicación, sino el conflictivismo que genera una dudosa explicación de apariencia veraz).
Bueno, el cuento del hombre de la máscara negra es el que sigue: un hombre con una máscara negra se paseó una vez por estas calles.
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