…¿Sabe qué? A mi no me gusta andar con galanterías por la vida. Cuentos y poesías de amor… pero que estupidez, ¡por favor! De eso que se encargue… que se yo… este hombre, Benedeti, o Borges… ¿Borges es? ¿escribía ese Borges estupideces del amor? Bah, que me importa. El amor, el amor no es nada, el amor no existe. Si la gente lo supiera todo sería más fácil, no habría divorcios, ni bodas pomposas, ni dependencia, ni cachetazos, ni alcohólicos, ni división de bienes, ni violencia familiar, ni infidelidades, ni infelicidades, ni lágrimas, ni risas falsas, ni falsa tolerancia, ni falsa convivencia, ni confusiones. Pero claro… cuando uno es pequeño es tan imbécil que se cree cualquier aberración que le dicen sus padres, amigos, hermanos, familiares, medios de comunicación. Y una vez que el niño oye o ve algo referido a eso que llaman “Amor”, ya es tarde, el niño ya está enfermo. Ya detonamos ese sector del cerebro (Y no le crean a los badulaques que dicen que es del corazón) que contiene millones de neuronas alborotadas e impacientadas por decir ¡si, queremos enamorarnos! Doy gracias a Dios, que apenas nací, me abandonaron, y me crió una vieja maniática, que en confusiones vespertinas llenaba mi mamadera de whisky, y usaba bolsas de nylon en vez de pañales. Doy gracias también, aunque no tiene nada que ver, que cuando llegue a los 10 años me escapé de la cueva de esa veterana chiflada que no sabía que era un ser humano, pero aún así me enseño a no amar. Los locos siempre tienen la razón. Siempre. Conclusión, yo estoy loco, porque lo que le digo es cierto. O no… ¿Cómo no me di cuenta? Como no me di cuenta de semejante detalle: ¡Están todos locos menos yo! ¡y la vieja! Esa vieja… esa vieja tenía la capacidad de enseñar las cosas sin decir una sola palabra. A la vieja le alcanzó con existir solamente para enseñarme que no se ama, que el amor es una mala palabra. Peor todavía que la palabra “sexo”. Y claro, para muchos el sexo es una mala palabra, es un tema prohibido, ¿y el amor qué? El amor debería ser un tema prohibido, amar no es una necesidad, amar, por lo que me han contado y lo que he visto y presenciado lastima, duele. Es una forma de masoquismo, de martirio. Es una forma de aislarse con una persona que aparenta ser nuestro reflejo, es un acto egocéntrico pero biegocéntrico. Dos personas en un desierto, idas, volátiles en una fantasía, es pura hipocresía, pateticismo cursi. Y dicen que el sexo es una vulgaridad, y ¡me viene con amor! ¡Amor! Eso es pura chabacanería. Usted también está loco botarate, ¿es infeliz, no? Todo porque ama, todo porque…

Y el hombre no paro de hablar por 40 minutos de lo mismo, sin dar espacio a ningún tipo de interrupción.
Y el periodista ya había caído dormido sobre la mesa, y no poseía la misma paciencia que el grabador que aún seguía recordando las palabras del frío escritor. Fue una mala idea preguntarle porque en sus novelas nunca se hablaba de amor.