Como entre las tinieblas de un sueño una mano cambia dos estrellas de lugar trastocando el tiempo de las imágenes que provienen de la realidad.

Así que Arturo se despierta de un aletargado sueño con vestido de niebla que el sol de la mañana no tiene gana de disipar y le da un beso a Susana que tiene ojos de gata con rayos eléctricos que recién acaban de perforar el periódico dejando un enorme agujero y sin noticias por leer

- ¿Cómo estás?

Pero no hay respuesta, Arturo no puede hablar. No se puede hablar cuando se despierta con patines de sueño.

Susana se da cuenta de ello. Al contrario que Arturo, en la misma situación, ella sí puede hablar. Entonces nada dice. Mira al sol que le sonríe de vuelta a pesar de estar brillando sobre una apestosa ciudad. ¿Es hoy el día?. Susana taladra a Arturo sin hacerle ningún daño, una mirada perceptiva sin rayos eléctricos y abre la boca en sorpresa preponderante mientras calibra el nivel energético de Arturo que es como una cosa que ella jamás vio ¿Hoy es el día? De un solo golpe se da cuenta de que hoy es el día “Arturo hoy vas a explotar” – le adhiere el mensaje telepático a Arturo en su cuerpo para que en el momento justo pueda ser asimilado por él. En silencio Susana toma el carro que grita protestando por haber sido despertado tan temprano cuando inserta la llave en el encendedor y desaparece entre las montañas que rodean pacientemente la ciudad como una gota de sudor resbalando entre las nalgas.