Me detengo en la palabra
también en el silencio
en una nota en una caricia
en un “no” en un “sí”
me detengo en todas partes:
en las estrellas que caen del cielo
y nunca dejan de llorar
en las ventanas de las casas
que nunca atinan a buscar;
me detengo en tu mirada
en tus manos en mis manos
en tus labios en mis labios
en todas partes me detengo
y no puedo no debo
dejar de detenerme.

Siempre detención siempre pensando
siempre el “aquí es suficiente”
constante detenerme
en las calles oscuras
en los días de sol
en los árboles que cantan
con sus pájaros que callan;
me detengo en las bestias
de lámina pesada que corren
mirando sin mirar
y me detengo ante ellas;
me detengo hacia donde vaya:
y en la noche más bella
siempre antes de la felicidad
me detengo.

Y no sé si sea una enfermedad,
un miedo un no tener futuro
la detención a ser feliz
la detención a ser el hombre
más triste del mundo.
Quizá un día no me detenga
y grite: “estoy aquí”
pero siempre cuando lo intento
cuando mis ojos ya dicen: “va”
siempre llegan unos ojos
y unas palabras
incitándome deteniéndome
y en susurros
me dicen:
“no dejes
de luchar
por ella”.