El Ser, para crecer, necesita inventarse algo y entonces nace aquí, en la Tierra. Cuando el ser, para inventarse algo para crecer, nace aquí en la Tierra se da cuenta de que está aquí y por lo tanto tiene que adaptarse a aquí, aprende lo que tiene que aprender para estar aquí de la manera que más le plazca, o la que más necesite… depende muchas veces de las circunstancias. Entonces el ser aquí se va formando una personalidad. Pero puede suceder que por alguna circunstancia recuerde que es Ser y entonces se de cuenta de que su ser aquí es una circunstancia a la que está sometida su Ser (Algunas personas sienten esto y entonces toman su cuerpo como una prisión). Ahora bien, es el Ser el que se inventó el ser aquí para crecer él como ser. El ser aquí – algunos – se saben como Ser y saben que siendo aquí están alimentando a su Ser. Pero a veces el ser aquí es tan duro que olvidamos que fuimos nosotros mismos los que nos inventamos estar aquí; entonces la vida nos parece cruel. Pero no es el estar aquí por decisión propia del propio Ser lo que es cruel, es el mismo mundo el que es cruel y si no fuese así no estaríamos haciendo nada estando aquí, porque al Ser lo que le interesa es crecer, no malcriarse.
Así que tenemos tres elementos: El Ser (Yo), el ser aquí (Lo que tú llamas “tú” cuando te diriges a mí) y el Mundo (Lo que permite que tú me llames y yo te responda o no). El mundo en cada momento tiene una modalidad temporal, una especie de red de exigencias en cada tiempo. Así que el ser aquí debe preguntarse siempre (cada vez) cómo debe ser en el mundo. Su conciencia de Ser no le basta para adaptarse a las exigencias temporales del mundo. Por lo tanto no sólo el Ser se inventa ser aquí para crecer sino que el ser aquí también a su vez debe inventarse en el mundo y es en esto en lo que consiste el crecer del Ser, porque en la adaptación siempre se aprende algo del mundo.
El ser ahí de Heidegger es otra cosa: es el ser aquí que no sabe enteramente que es Ser pero lo sospecha y que no sabe que es Él que está en el mundo, pero lo sospecha y por lo tanto busca otra relación con el mundo a sabiendas de que hay una circunstancia, una supuesta exigencia que intenta constreñirlo, por lo tanto siempre habrá en su conciencia la ambivalencia entre sometimiento y libertad.
Lo que toma el Ser no son conceptos sino experiencias. Vale mil veces más para el Ser una fuerte emoción que una buena idea. Por lo tanto, lo que realmente importa es tener una vida interesante, cambiante, igualito te vas a morir.
Igualito estás siempre viva mientras lo estés.
Ahora bien, es imposible no tener una vida interesante, haga lo que se haga, cuando una misma se da cuenta de que todos los seres aquí se absorben energía unos a otros. Cuando una sabe, vive y siente eso y, al mismo tiempo se sabe Ser (Ser que se inventó un ser aquí, el famoso Él), es imposible no tener una vida interesante.
No es que el Ser sea inmortal (No lo es, eso fue un error), no es inmortal, pero su rango de vida es muy superior al del ser aquí. Es de Él de lo que proviene nuestra fuerza y del mundo el deseo de aniquilarnos (es normal) pero lo único que puede ser aniquilado es nuestro ser aquí y, su aniquilamiento es una experiencia interesantísima para su Ser, por lo tanto hay que ser muy inteligente.
A pesar de que hayan escuelas que enseñen cómo absorber el Ser de otro Ser mediante su ser aquí (sacrificios humanos y todas esas cosas) el Ser es absolutamente libre e inapresable. Intentar absorberlo mediante la técnica que sea a través de su ser aquí es algo que no lleva a ninguna parte y que termina apoderándose de quien practica tales cosas, la sensación de inmortalidad, de fuerza, de superioridad, de poder, es momentánea y por tanto conlleva a una especie de adicción y es fatal. Para esta clase de adictos, que, bajo cualquier excusa tienen gusto por la tortura y el asesinato, habrán de recordarse que todo se regula y, el exceso de absorción del Ser de otros seres aquí, en el momento de la regulación (que siempre ocurre tarde o temprano) resulta dolorosa para quien absorbió y placentera para quien fue absorbido.
Bueno, y, aunque no lo sepan, también existe el Dar, el dar puro, deontológico, el dar sin condición, el dar verdadero, pero aún es muy escaso. Muchas veces se reacciona con violencia o muy confusamente ante esos pocos casos, hay que ser inteligente.
Sobrevuelan los zamuros.
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