"Se siente oscuro, se siente vacío
en este espacio donde tú no estas
ya sólo hay frío..."

Eso fue lo último que escibió Camila y luego cerró el cuaderno. Habían cosas que le habían pesado demasiado y perder la amistad de Miguel había sido el tope. Pero no había vuelta atras.
Durante la tarde había estado con Beatriz y Fabián en un local de comida rápida consumiendo cerveza y papas fritas hasta el cansancio. No celebraría su cumpleaños ese día, sino el fin de semana, pues recien era miercoles y había que levantarse temprano al día siguiente. Su ánimo, de todas formas, no era el mejor: las deudas en tiendas comerciales la estaban devorando y se sentía terriblemente sola. Como en su nuevo trabajo no ganaba lo mismo que en el anterior, no tenía otra alternativa que esperar, esperar ser parte de los terribles informes especiales, esperar a comprar más cosas que me faltaban, esperar a que el contrato fuera definitivo, esperar a que alguien me ayude, a que alguien me pueda abrazar...
Bajó los pies de la cama y dudó entre ir a la cocina o ver televisión. "Felíz cumpleaños", se dijo así misma mientras supiraba, rodeada de un sentimiento maldito que no podía describir. Eran las 21:10 horas y ella seguía allí sola, en su cumpleaños, sola, después de tantos amigos buenos y tan carretera que era yo.
"Qué está pasando", pensó.
"Que mierda está pasando".
Y por fín se decidió ir a la cocina a buscar algo diferente para celebrar.