PRESENTACIÓN DE UN LIBRO


... Me paré frente a la audiencia, tomé el micrófono con la zurda y con mi otra mano levanté el vaso de agua que me aguardaba sobre le mesón y bebí un sorbo. Todos me miraban expectantes, y estoy segura que ante cualquier disparate que hubiera dicho se habría desatado una escandalosa ovación, ellos estaban dispuestos a hacer gritar sus manos ansiosas en un cerrado aplauso, querían demostrar todo el afecto que sentían por mí y por las estupideces que escribía.
Aguardé unos segundos hasta que se hizo un silencio solemne y limpio, y así me mantuve, parada tal estatua orgullosa de su contemplación. Lancé una risotada que abruptamente rompió con el silencio. Todos asombrados me miraban como a una trastornada. Subí sobre la mesa, solté mi cabello y levanté mi falda para que los hombres vieran mis piernas – o algo más, como lo hicieron los más audaces. Di mis sinceros agradecimientos a todos los que leerían mi libro y les propuse que dieran un salto a sus ideas y que rompieran las empaquetaduras.
Salí del salón y corrí escala abajo, sin embargo al encontrarme con la calle, tropecé con un suplementero y caí al suelo. En ese momento comprendí que toda la vanagloria y toda la admiración de la cual había sido objeto, se diluía llevándose mi carismática personalidad y que me encontraba con una ciudad ajena a mis pensamientos e ideales...