El espejo casi nunca premia nuestros esfuerzos, muy por el contrario, nos muestra crudamente la realidad que nos rodea, pero a final de cuentas, ¿qué de malo tiene ver la vida a través de un espejo?, el problema sería si deformando la realidad, éste nos engañara.
Si nos regresan lo que damos, el juego del espejo es más un premio que un castigo, pero si nos devuelven lo que intentamos dar, eso si constituye un castigo, acaso merecido por lo que mal hemos obrado, acaso sea porque damos lo que queremos, mas no por lo que los demás necesitan.
El espejo nos juega bromitas, y nos hace creer que lo que ven nuestros ojos no está deformado, pero lo que lo deforma no es el espejo, es nuestra percepción de las cosas, y el espejo, mudo sabio, lo sabe, pero no hace nada al respecto y de mantiene estoico, como siempre al margen del reflejo, cumpliendo su función.
Hay varios tipos de espejos, los lisos, los cóncavos y los convexos... ¿en cual nos estaremos reflejando nosotros sin siquiera saberlo acaso? ¿A cual le estaremos pidiendo vano consejo? Y sobre todo, ¿a que tipo de espejo estaremos jugando con los demás? Esas son cosas para empresas de compra venta de objetos raros, pero en ocasiones me pongo a jugar al espejito espejito, ¿quien será en este planeta la indicada que no me deje tan solito? Jijijiji.
Obviamente, el espejo nunca contesta a preguntas tontas... porque sabe que mudo y calladito se ve más bonito. |