Me estoy convirtiendo en gato
Hace exactamente siete días
un gato me mordió en una plaza
corrí y corrí y corrí hasta mi casa
y desde allí empezó mi pesadilla.
Volví a salir de clase al día siguiente
y el gato, tras de mí, me perseguía
sentí que me veía por la ventana,
y me sacó la lengua y se reía.
Difícil comprender por qué mi miedo
pero él no era normal, yo lo sabía
dejó en mi pierna marca muy extraña
daba la sensación que me entendía.
Tres días después mi herida no curaba
y le empecé a tener temor al agua
mis dientes y mis uñas se afilaban
sólo pienso en dormir y en mi comida.
Y allí es cuando empecé a preocuparme
y pregunté a un amigo que sabía
de ciencia, de ficción, de fantasía
y esto es lo que pudo contestarme:
-La marca de tu pierna es conocida
por ser, del Gato Emot, una mordida
y una maldición viene incluida
un gato tú serás en siete días-.
Yo en pánico le dije ya perdida
-No lo puedo creer, miau, ¡Qué mentira!
en gato, miau, no puedo convertirme,
para evitarlo tengo cuatro días-.
Ya estoy a la mitad de la semana
y no quiero salir ni a la esquina
los perros me persiguen y me ladran
como si yo supiera a perrarina (*).
Y, miau, cuanto asco le tengo a las frutas
y a dulces que antes siempre devoraba
sólo quiero comer cosas saladas;
pescado, miau, jamón y parrillita.
Me he vuelto tan flexible y descarada
que temo una locura cometer
cuando un chico bonito se me acerca,
me acerco, miau, muy cerca, miau, de él.
Y lamo, miau, sus manos y su cuello
y en sus piernas me siento y a morder;
rasguño, miau, un poco su cabello
reacciono, me avergüenzo y a correr.
Mi pelo está más corto en mi cabeza
ha crecido en el resto de mi piel
mis orejas se vuelven puntiagudas,
lo bueno es que de noche puedo ver.
Dos días me quedan como ser humano
y todo lo que quiera voy a hacer;
diré a todos todo lo que pienso
no tengo, miau, ya nada que perder.
La dije a mi familia que os quiero
les expliqué mi extraña condición
robé a mi enamorado un par de besos
muy pronto va a estallar mi maldición.
Hoy, miau, se cumplen, miau, los siete días
y araño muebles en mi habitación,
ya destrocé mi almohada y las cortinas
sumida, miau, en desesperación.
Y viene a visitarme aquél amigo
que tiene exceso de imaginación
y, miau, me dice que encontró la cura
que pase lo que pase está conmigo.
Le di las gracias, miau, tan conmovida
saqué un llavero de su pantalón,
él, el antídoto me explicaba
y yo todas sus llaves masticaba.
¡Qué divertido es, miau, ser un gato!
dormir, comer, salir a mis antojos;
echada sin pensar ni preocuparme
yo creo que así, miau miau, voy a quedarme.
Ya nunca más me pararé temprano
y a nadie, nadie voy a obedecer
y nunca más caminaré en zapatos
miau miau, miau miau, miau miau, ya soy un gato.
* “Perrarina" es el nombre que se le da a la comida para perros en Venezuela.
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