El sol alumbra a veces en las mañanas, pero no sabes donde. Diriges tu cabeza al abismo, el horizonte desconocido. Sabes que algo te aguarda en ese lugar, pero aún no quieres ni puedes llegar. Aún lloras por tu muñeca rota mientras piensas en dormir. En tus sueños están todos, pero dormidos. Despertarán de a uno y será el despertar de tu interior, de esa persona que duerme dentro de tu sueño. Te despiertas, ves que nada vale y decides morir, llorar, escapar, reír, cantar, jugar, amar, sufrir, y cada una de estas cosas te van pesando, van cargando tu cabeza de odio y decides escapar del cosmos. Buscas a alguien que desee estar contigo, ese alguien aparece, te llena del todo pero a la vez te deja vacíos.
Ahora descansas, tienes un “por qué” más adelante, algo que te llama. Lo vas a buscar hasta encontrarlo y allí dormirás, y los que están en tus sueños ahora, serán una sola persona, serás tú.