Pienso que el mundo no da vueltas para todos. Al levantarme cada día, caminar hacia mi auto, subirme y partir aún con sueño, y con ese olor a humo seco que penetra mis pulmones (ya está desgastado por los años), me doy cuenta que nunca he hecho nada distinto, o tal vez sean mis 60 años y esta memoria que me falla los que me impiden recordar más. Son las mismas calles, las mismas personas, las mismas preguntas (¿se va por…? O ¿¿se paga?, ¿me deja en la esquina?) y yo las mismas sugerencias con mis cartelitos pegados en el techo y la guantera: “No fume” (Art. 91 Ley de Tránsito), “Cierre Suave”, “El vocabulario retrata a las personas” y ese tipo de mensajes que, a veces pienso, son para no conversar con nadie, para no decir “hágalo” o “no lo haga”, para irse embuído con la radio y no dar cuenta de nada ni de nadie.
Sentir que por el auto de uno pasa tanta gente, pensar que yo podría conversarles, conocerlos o mirarlos aunque sea. Quizás cuantas personalidades han pasado inadvertidas para mí, y a cuantas “cabezas de zurullo” les he dado más importancia de la que, por si acaso, poseen. Porque si el común de la gente piensa que los colectiveros somos apáticos, pues no se equivocan. Cómo no serlo si los malditos pasajeros nos miran en menos. Ellos llegan, se suben y siguen su vida sin siquiera saber que poseemos trozos de vida de cada uno de ellos, pero ¿de qué sirve?
Yo creo que nosotros tratamos de evitar conocer gente por un factor netamente económico. Si yo conozco un promedio de 5 personas diarias (a las que veré por lo menos 2 veces por semana, ya que este recorrido es corto), a los dos meses serán mis amigos y me sentiría incómodo de cobrarles el pasaje. Tengo colegas que sufren este problema que algunos llaman “sociabilidad”, y hay días en que casi no ganan dinero por esto de los “amiguitos” y las “amiguitas”.
Creo que voy a sacar el letrero para ir a dar una vuelta y pensar. ¿Estaré volviéndome viejo?...No, no, no, pero si algo capaz que me pillen los verdes sin documentos, porque anoche no los pude encontrar.
Me aburro, vida de porquería, chatarra inútil, destartalada. Datsun tenía que ser la carcacha. “Restricción para hoy, dígitos 3 y 8”. Me jodió la niña de la tele. Me jor me quedo en casa.
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