Introducción A La Filosofía

A veces pienso
que el mundo es mejor en la mañana,
quizás porque aún no me encuentro con él,
o quizás también,
porque mi espíritu es mas débil por las tardes.

Me aturde pensar
en la hora en que las sombras son pequeñas
y se sientan a esperar justo debajo de ti.
Cada mañana
es sucedida por cada tarde,
y cada vez que me levanto
vendrá un cada vez que me acuesto agotado.

Sé que el mundo no es perfecto,
tan bien como sé
que no hay verdades absolutas,
por lo tanto bien podría serlo
sin que yo lo supiera.

No pido
que las tardes se alivien de su desagradable calor
o de su esencia a trabajo mal remunerado,
humildemente,
solo pido que el sol no se levante,
no lo haga más.

Ojalá se cansara,
y una oscura y tenebrosa noche
saliera a pasear el sol con la luna,
y que cantando y bailando
entre las estrellas fugaces en el firmamento,
se perdiera,
para nunca volver a encontrar
el camino hacia las montañas
por las que sale cada mañana.

Entonces por fin
no habrían más tardes que detestar.
Sería tan feliz un día sin el sol,
no habría tarde, no habría noche,
solo siempre estaría oscuro,
no sería ni de noche ni de día,
solo sería.

No habría atardecer, no habría amanecer.
Entonces ya no importaría
si las mañanas son mejores
porque aún no me encuentro con el mundo,
o quizás también,
porque mi espíritu es mas débil por las tardes.

A veces pienso
que no importaría entonces,
si pienso
que el mundo es mejor por la mañana,
quizás porque aun no me encuentro con él,
o quizás también,
porque mi espíritu es mas débil por las tardes.

Entonces,
pienso que quizás no importa si pienso,
porque el sol no saldrá a pasear,
el y la luna no se perderán
entre las estrellas del firmamento,
y cada mañana saldrá por las montañas,
sin importar si me gustan o no,
sin importar,
si pienso en ellas o no.