Me fusilaron
una tarde de agosto
y fue tu ejército de invierno
ese que congela
el júbilo de una vez
Aquellos mimos
se convirtieron
en garras de acero
Los espacios de diálogo
Trocaron en silencios atroces
mucha agonía de golpe
ese ansiado encuentro
convertido en una broma macabra
Adonde fue la confianza mutua?
Acaso el miedo
sembró de terror
aquellos jardines de la ternura?
Tu huida dejó huellas
en los senderos de mi alma
Temiste por el fuego
que era un resplandor
de amanecer
y te fuiste
incendiando
el escándalo de lo construído
Texto agregado el 16-03-2006, y leído por 116
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