TELÚRICO EROTISMO
Aquí estoy, obsérvame,
tú me has mirado mucho
reclamando mi entrega,
mientras yo sólo era dueña
de la soledad;
me arrojabas en cara
que no era de nadie
pero tampoco calmaba
tus pasiones.
Hoy he decidido tomarte,
he decidido ser tuya,
pero, no te acerques
de impróvido,
compláceme en el preámbulo
de una mujer de estigmas,
tristezas que sucumben
y poros vírgenes
a punto de ser explorados;
quédate contemplativo
unos segundos muertos.
Esta noche es nuestra
y deseo que tu mirada
no sólo recorra mi alma,
como hasta ahora
lo has hecho,
hoy tendrás mi cuerpo:
primero plenamente
en tu visor
y luego,
en tu transpiración,
mi piel se hará estallidos.
En cierto momento
después del prefacio
de la ponzoña
que entra por los ojos,
aspirarás la fuerza
del veneno
en el calor de mis labios,
superpuestos.
Encima
de algún lugar
sentirás mi boca,
de improviso,
donde te has imaginado.
Yo estoy aquí,
nadie nos puede ver
y suspiro cerca de ti,
estas pegado a mí,
puedo rozarte,
y esta seda, ¿la sientes?,
es la seda de mi ropaje
de mi desnudo cuerpo,
templo
de mis elevaciones.
Yo percibo que tu boca
volcará sobre mi sexo,
con tus labios
ya desprovistos
de alma
que harán tour
de inmigrante
que recorre
poco a poco
desde el norte
de las colinas.
Dejaré que mi sexo
cierre a medias los labios,
al sentir tu lengua,
sentiré tu saliva
en mi llanura,
en mi valle
y en mis cordilleras.
Hasta que al final
traspases mi corazón,
que desespera
por tu lujuria.
Con tu ser dentro de mí
provocaremos
un telúrico temblor,
y volcanes que encienden;
tal cual
el placer en nuestras miradas,
que es re-excitante.
Tu espalda me levanta,
tus brazos
que no me dejan ir,
tus golpes
dentro de mí,
desean matar
mis fracasos.
Veo tus ojos
buscar en los míos,
quieren saber
que te disfruto
sin reservas,
y hasta dónde podrás.
Hasta donde tú quieras,
señor,
completo de mi ser,
no hay fin, no finalizará,
reeditaremos
¿lo ves?
nadie podrá cancelar
este instante que queda,
para siempre.
En la hora del crimen,
donde muere el solitario,
en el desierto;
con la fuerza de mar
por dentro
echaré la cabeza hacia atrás,
gritando,
mi voz,
eco de tus gemidos.
Somos dueños del cielo.
Derecho de autoría en el Registro de la Producción Intelectual de la Dirección Nacional de Derecho de Autor (DNDA), adscrita al Servicio Autónomo de la Propiedad Intelectual (SAPI).
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