Cuento Fugaz.
Lo percibió en un instante
y lo atrapó entre la pluma y el papel.
H.F.
A veces lo busco con acucioso afán y elusivo se niega, se oculta medroso tras una oscura montaña de opacas y mediocres letras.
Luego en otras, de improviso se muestra naciendo de la nada y me sorprende y maravilla su luminosidad intensa y diáfana. ¡Presto lo atrapo en la pirueta!
Su exquisita esencia me hace proferir una exclamación de gozo. ¡Es mío!, lo tengo aprisionado, se ha descubierto con una claridad inefable y absoluta, en un hermoso instante que nos une con indisoluble vínculo.
Por un tiempo será mi prisionero, lo arroparé con celo y lo consentiré con esmero. Luego, mi deseo maduro lo tomará para dar forma a su rostro. Su tronco quedará definitivamente oculto, juntos esconderemos sutilmente su mensaje en el giro final. Entonces lo poseeré totalmente.
Después, sin remedio lo dejaré escapar para que sea libre, algunas veces lo sentiré cercano y otras tan lejano que parecerá imposible que me haya pertenecido. Invisible, con su exquisita desnudez, quedará como viajero inamovible y eterno, quizás con vida, quizás muerto.
Acaso por placer, acaso por curiosidad, los ojos de otros intelectos lo verán, le inventarán un cuerpo y le darán vida en un instante. Lo conocerán, lo enjuiciarán y dictarán inmediata sentencia: ¡Vive o Muere Cuento fugaz!
Héctor Falcón.
|