capturando fotografías de la realidad


TIERRA DE SEMIDIOSES

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Y ahí estaban los semidioses reunidos. Hablando de cosas importantes. Caminando de un lado hacia otro sin saber hacia dónde ir. Siempre con el celular en la mano. Tocando los temas trascendentales de la vida.

Las semidiosas, sus mujeres, estaban encargadas de las relaciones públicas, del “contacto humano”. Es decir, llevar a los niños al colegio de semidioses y traerlos de regreso a casa, luego de haber compartido la mañana en torno a un buen café y un par de galletitas, de esas sin gusto a nada.

A esta tierra de entidades tan importantes llegué. Con mi bolso cargado de esperanza y sueños. Los miedos los había enviado por correo a otro sitio antes de partir, lejano por cierto; para que al menos tardaran en seguirme.

En medio de todo, he encontrado un par de diamantes, de esos que uno conserva para toda la vida. Si parto, seguirán conmigo. Puesto que nuestra relación trasciende distancias y tiempos.


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-“¿Qué estás haciendo?”, dijo uno de ellos, mirándome fijamente.

“Nada”, aclaré. Como si nada fuera algo, como si ese algo pudiera contener todo lo que mi mente analizaba en un instante efímero.

-“¡Qué bueno que haces nada!, eso hace bien para la salud. Aquí todos tienen que hacer nada de vez en cuando. Es parte de nuestra idiosincrasia. ¿De dónde eres?”

Ya se estaba tornando bastante aburrida la conversación. Era una de tantas que había tenido desde que había llegado a esta tierra. Sí, tenía que adaptarme a las costumbres. Tenía que tener empatía con el resto y por supuesto “encajar”. Después de todo, nadie me había invitado a venir.


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-“Los semidioses están en reunión”, no puede pasar.

“Es importante, vengo a despedirme, me voy. Dejo esta ciudad”.

-“Pero, está Ud. seguro de que quiere irse. Una vez que parta de aquí no podrá regresar”.

-“Lo tengo claro. Y estoy feliz por ello. Quiero irme. Ahora mismo si es posible.

¿Sabe Ud. cuántas personas quieren vivir aquí? ¿Cuánta gente completa los formularios para llegar a esta ciudad con todo en orden y no consigue la visa correspondiente?

-“Por favor dígame, ¿qué debo hacer, dónde tengo que firmar?, no quiero perder el tren del medio día”.

©® Carolina Aldunce