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Inicio / Cuenteros Locales / lorenzomontserrat / Así encontré mi ciudad

[C:1890]

Descripción singular y entrañable hecha por una persona que llega a su ciudad después de mucho tiempo de ausencia. Nada más bajar del tren y desde la misma estación describe aquello que sus ojos ven. El lector deberá imaginarse-formarse una postal de color sepia, porque el relato representa los años cincuenta-,y desde esa perspectiva imaginaria se formará la ciudad, una ciudad cualquiera, vista desde el lugar que el viajero la relata, o al menos eso es lo que intento.


Nada más entrar en la estación, desde mi asiento en el tren, me he dado cuenta que mi ciudad sigue estando igual que hace unos cuantos años. Parece que todo esté paralizado, muerto. El verde de los campos es lo único que ha cambiado: ahora hay más casas, algunas de nuevas y otras reformadas, todas mirando hacia la estación donde me encuentro. Este monumental edificio, lleno de ventanucas (refiriéndose a la estación),que no sé hacia donde miran-puede ser que me miren a mí-feo y antiguo, redondea el paisaje que tengo a mis pies al bajar del tren. La capa blanquecina que cubre la tierra y la depositada en todos los tejados, hacen un lugar frío, ya sea por esta nieve o por el día tan plomizo que hace. Me separo un poco para ver mejor las casas, aquellas que parecen que miran donde estoy yo, y los bancales de piedra que escalonadamente hacen de bastimento a la ciudad. Me desplazo un poco más hacia la izquierda para ver la torre de la iglesia que sobresale por encima de todos los edificios. Voy girando los ojos, ahora hacia la derecha, y me encuentro con un nuevo edificio, para mi es nuevo claro, antes no estaba cuando me fui hace mucho tiempo, y no han podido vencer a la milenaria torre que por suerte todavía es la que domina la ciudad, como si vigilara a los hombres y mujeres que viven y hacen vida cada día en ella. La ciudad sigue dormida, los años no han pasado para ella. Tristes edificios de fachadas oscuras, ventanas arrojadas al vacío queriendo escapar del sueño. Transeúntes, ciudadanos con caminar lento, de calles adoquinadas, niños tristes que juegan a las canicas en una plaza desnuda de árboles y algún carro tirado por un caballo de perezosa andadura. De este singular lugar marché yo, y al volver, me encuentro como si jamás me hubiera ausentado. ------------------------ ®Manuel Muñoz García-2001


Texto agregado el 04-02-2003, y leído por 359 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
09-02-2003 Es un retrato perfecto al que el color sepia le da un aire melancólico. Como las fotos de mis padres y abuelos. Muy bonito. Claurus claurus
05-02-2003 Gracias a todos por vuestros comentarios. Saludos. lorenzomontserrat
04-02-2003 Comparto la opinión de la frase y el relato. Los ausentismos, un tema encantador y triste. Un abraso. Gustavo gammboa
04-02-2003 "...Ventanas arrojadas al vacío queriendo escapar del sueño", excelente frase y relato, un beso Manuel, muy lindo,Ana Cecilia. AnaCecilia
 
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