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Fue cuando me desperté de madrugada con la mirada perdida y la idea de poder controlar mi vida. Al fin había entendido que podía tener un alto nivel de control sobre mí mismo, más allá de las influencias ajenas inevitables. Me senté junto a la mesa y ordené sobre ella los elementos que aún reposaban allí. Los ordené a mi gusto, los miré bien, incluso jugué con ellos. Una mesa que representaba en versión plana una vida. Donde los elementos que la sostenían eran incambiables y despreocupantes… pero todo lo que rodeaba o reposaba sobre esa aparente fútil mesa de madera, podía ser dominado por mis manos, mi pensar y mis sentidos. Mi mente no sabía qué camino tomar y qué conclusión obtener. ¿Había descubierto algo o me estaba aludiendo sobre el poder que una persona puede tener? No se bien lo que sentí, pero esa fuerza de poder controlar los objetos simples sobre la mesa, me inspiraba, me llenaba de conocimiento a tal punto que mi inconsciente ya no podía asimilar nuevos conceptos. Una representación gráfica de mi persona y mis años sobre una inútil mesa de madera, con objetos todavía menos útiles sobre ella. Era lo más sencillo que alguien podía hacer… pero logré sentir el poder que sin saber, tenía entre mis manos, en mí mismo. Y no consideré la opción de haber pensado eso antes, porque de nada sirve recorrer las mismas huellas hasta el mismo destino. Pero mis sentidos sentían el poder, mi mundo, mis años y mi universo se simplificaban a una tabla de madera con soportes… distante del suelo, con partes que podía controlar… si bien no estamos hechos de madera por naturaleza, asimilar, reflexionar y materializar es una excelente opción para reconocernos más aún y estar más cerca del saber de nuestra potencia como seres humanos, más allá de la riqueza o la pobreza, la cultura o la raza, el tiempo y el lugar. Dos copas, algunos papeles, un cuchillo sin afilar y unas llaves sobre un cuerpo pequeño de madera oscura, era más que suficiente para comprender el poder de mi cuerpo, alma, mente y aura sobre mis sentimientos, sobre el desarrollo de mi tiempo y el control minucioso de cada decisión y acción en la vida. Solo noté algo que me hizo perturbar por un segundo, donde mi teoría cayó al vacío o quizá solo entró en pánico… otros seres humanos, podían también cambiar los objetos de lugar de esa misma mesa, en esa misma jornada… jugando con los movimientos, manipulando por izquierda el control de una vida ajena… la mía, la tuya… pasé de ser omnipotente en la cima, a vulnerable de ocasión. El control de mi vida no dependía solamente de mí… una mente ajena podía cambiar las copas de lugar… sin que yo siquiera me enterase. |
Texto agregado el 15-03-2006, y leído por 110 visitantes. (0 votos)
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