PUBLICADA EL SÁBADO 11 DE MARZO DE 2006, EN LA SECCIÓN CULTURAL AREÍTO, DEL PERIÓDICO HOY, DIARIO DE GRAN CIRCULACIÓN EN REPÚBLICA DOMINICANA.
1-LEÓN DAVID: ¿En qué consiste la poesía?¿Qué función cumple y por qué diera la impresión de que en la actualidad tiene pocos lectores?
JUAN FREDDY ARMANDO: Esta pregunta tiene tres partes. Veamos la primera. Yo diría que la poesía consiste en comunicar al lector una emoción que el autor ha vivido, y que desde el punto de vista creativo es suficientemente distinta de lo que comúnmente le ocurre a la gente, toca algunas fibras humanamente impresionables, estremece algún valor en las reglas de conducta del lector, y produce un cambio en la forma de ver algún concepto profundo y vital, y que todo esto sea comunicado a través de un texto donde lo que prime sea lo emocional por encima de todo. En esa definición toqué los que considero cinco aspectos fundamentales del poema con capacidad de permanecer por encima de lenguas, culturas, costumbres, regiones o épocas: lo creativo, lo humano, lo ético, lo filosófico y lo lingüístico.
A lo mejor esta definición les diga poco a los poetas y mucho a los filósofos. Pero así tiene que ser, porque el poeta, por el hecho de serlo, no está necesariamente capacitado para definir la poesía. Debido a que las definiciones son oficio de la ciencia, del análisis, de la razón, y no de la intuición, el inconsciente o la creación, que son las cualidades del poeta. Aunque claro, ha habido poetas que tienen las dos alas: son grandes poetas –es decir, grandes cultivadores del pensamiento lateral y también del pensamiento lógico. Además, el hecho de ejercer un oficio no hace a nadie ser quien mejor puede conceptualizarlo científicamente. Por ello, siempre quien se dedica a estudiar un oficio puede hablar de él con más propiedad que quien lo ejerce. Si me dedico a estudiar las carnicerías y carniceros, de seguro conoceré más que un carnicero, que sólo conoce la experiencia suya y de su carnicería. Por eso, son pocos los poetas que pueden hablar teóricamente con propiedad sobre poesía: Borges, Paz, Blake, dos o tres más, y cerramos la puerta.
Sobre qué función cumple la poesía, tu segunda pregunta, te diré lo siguiente: A mí entender, la poesía cumple funciones generales y particulares en la vida del ser humano. Las generales son aquellas que realiza en cuanto obra de arte en general, y esas las comparte con toda obra creadora. En esa dirección, el poema ayuda a todo lector –no importa si es ingeniero, médico, físico nuclear, ama de casa u obrero- a despertar su creatividad, y con ello lo conducirá a encontrar mejores y más rápidas respuestas a problemas de su vida diaria tanto en lo profesional como respecto a sus familiares y amigos. También alimenta la felicidad y vitalidad de su existir, puesto que las emociones que produce un poema dan dicha y paz, y éstas son un alimento que prolonga y enriquece la vida. Después que lees, por ejemplo, el poema Yelidá, te revitalizas, pues es un esparcimiento que produce la misma sensación de satisfacción que nos dan otras diversiones, sólo que la del poema es más duradera y enriquecedora, por su originalidad y carga emotiva irrepetible. Además, toda moral se basa en una mística, y un buen poema afina más la sensibilidad hacia los buenos valores morales que hacen a una mejor persona social y humanamente hablando. Otra importante función del poema es que nos conduce a conocer más profundamente la vida, el cosmos, la naturaleza humana y la sociedad en que vivimos, ya que la poesía verdadera ahonda sobre alguna idea que nos permite a conocer mejor la conducta del grande y pequeño universo en que vivimos.
Respondo ahora la pregunta de por qué parece que la poesía tiene pocos lectores hoy. Creo que no. Todo lo contrario. Los medios de comunicación modernos han aumentado la presencia de la poesía en la vida de los humanos. Por ejemplo, el internet está lleno de poesía. No sólo de los grandes poetas, sino también de muchachos que se estrenan en los sites libremente, y producen y leen mucha poesía. Sólo tienes que entrar a Abecedario, el sitio administrado por el poeta, novelista y cuentista dominicano Pedro Valdez, o a loscuentos.net o a predicado.com, entre otros, que están repletos con miles de novelas, cuentos, poemas que leen decenas de miles y hasta millones de personas diariamente.
De otro lado está la presencia de los grandes compositores y cantautores, que producen y popularizan excelentes poemas. Pueblo blanco, de Joan Manuel Serrat es una excelente muestra. Lo mismo Silvio Rodríguez o Joaquín Sabina.
Lo que pasa es que el libro de poemas leído en papel, comprado en la librería, ha perdido parte de su fuerza. Y la razón principal de eso se la atribuyo al hecho de que su máquina impulsora que otrora la empujaba ha perdido terreno: la declamación. Antes, la gente oía a un declamador decir un poema, y quería tener en su casa las letras del mismo, y compraba el libro. Eso se ha perdido un poco, y creo que el deber de los poetas y de la Secretaría de Cultura es darle calor a esa forma de arte.
Un elemento importante que ha causado la actual situación de la poesía es curso que ha tomado una gran zona de la poesía moderna, que se ha oscurecido, influenciada por el simbolismo a ultranza que se queda muchas veces en el símbolo, vacía del contenido que conquiste y conmueva al lector; y por otras corrientes similares, como el surrealismo, que algunos cultivadores, llevados de un supuesto ejercicio de escritura automática, caen en la trampa de escribir textos que ellos mismos no pueden explicar ni explicarse y que argumentan vanamente que lo dejan a la libre interpretación del lector, como si la idea convertida en emoción que deben comunicar al lector no tuviera un motivo humano, filosófico, creativo, verbal, suficientemente fuerte como para ser dejado a lo que escoja el lector; o un uso anárquico del barroquismo, de tal modo que cuando uno los lee piensa que, en vez de barroco, apenas quedan en lo barroso, pues, como señala un aserto popular, remueven el lodo para enturbiar el agua, y luego pretender que se ve así porque es profunda. Esas tres fórmulas han hecho que la poesía no cuente nada, o cuente muy poco, le diga poco al lector, y lo aburra y sienta que está hueca, y prefiera, por tanto, al cuento o la novela.
Otro factor, que no es actual sino viejo es la realidad de que la poesía siempre ha tenido menos lectores que la novela, el cuento o el teatro. Creo que sólo el ensayo ha tenido siempre menos lectores que la poesía. Es parte de la naturaleza humana y de esos géneros. Siempre será más atractivo que te narren un hecho –cuento- a que te narren una emoción –poema-, y mucho mejor será que te narren la historia entretejida de emociones y hechos –novela-.
2-LEÓN DAVID: ¿A qué se debe que el grueso de la poesía contemporánea se desentienda de las formas métricas tradicionales? ¿Crees tú que el verso regular, la rima y esquemas fijos, como el soneto, son artificios anticuados que es preciso abandonar?
JUAN FREDDY ARMANDO: En primer lugar, pienso que el hecho de que la mayoría de los poetas llamados modernos o de ahora no incursionen ni hayan incursionado en la poesía rimada, es un error propio de una época en que la cantidad de información ha impedido beber lo suficiente y con suficiente concentración en los abrevaderos clásicos. No es que los poetas modernos no gusten de la rima por anticuada. Ese puede ser el pretexto que arguyan, pero lo real y triste y lamentable es su ignorancia de esa gran poesía, como del mundo clásico en general. Y al decir ignorancia no vaya a pensarse que estoy diciendo que no la han leído. La han leído. Pero una cosa es leer y otra conocer. Porque la mayoría de los escritores jóvenes de hoy, los que tienen mayor presencia en los medios de comunicación, empezaron leyendo literatura actual más que clásica, y esa literatura actual es mucha, y como diría Borges “el tiempo aún no ha hecho su antología”, y mezcla el lodo con el oro, basura con finura, y quien no ha tomado primero el referente que dan los clásicos antes de leerla, luego recibe una deformación tal que no puede encontrar la vida, el fuego, la vibración sublime y hermosa que hay en los clásicos. Por ello, los leen, pero no logran disfrutarlos ni internarse en los arcanos que los han hecho permanecer por siglos en el gusto humano. No logran descifrar por qué son clásicos. Se dedican esos jóvenes apenas a respetarlos por viejos, cuando en realidad esas grandes obras no nos piden que las respetemos. Nos piden que las penetremos y gocemos, que nos descubramos en sus grandes angustias, dolores, alegrías, celebraciones, dichas y penares.
Por eso, pienso –aunque no soy quien para dar consejos literarios- pienso que los jóvenes bisoños interesados en ser escritores, deben comenzar leyendo a los grandes clásicos, tal como en la facultad de ingeniería se empieza a enseñar a los aspirantes a ingenieros enseñándoles cómo evolucionó la historia de la construcción de casa, desde los neandertales, sumerios, persas y egipcios hasta el minimalismo y el lecarbussierismo modernos. Para que adquieran desde el principio, la percepción de lo imperecedero, y así aprender a hacer obras que lo sean. Leer primero a los maravillosos grandes clásicos de la India y China, que son las fuentes de las virtudes del portentoso arte griego, romano, y luego inglés, alemán o español.
Respondo a tu otra pregunta diciéndote que no. Que en realidad, la rima, los sonetos, las décimas, los romances, no son tradicionales. Son tan modernos como el verso libre. Porque son clásicos, no mueren nunca, y a un poeta moderno le servirían como un ejercicio para aprender a dominar la palabra, conseguir comunicar lo esencial, la musicalidad, la sonoridad. Además, en ellos hay todavía zonas donde explorar o inventar. Pido excusas por poner un ejemplo mío, pero, por ejemplo, he creado sonetos de 21 y de 24 sílabas por versos, y con tres hemistiquios de 7 u 8 sílabas, respectivamente, cuando los poetas de todas las lenguas habían llegado sólo a 16 sílabas de largo en sus versos.
Por ello, no creo que deban abandonarse, sino todo lo contrario. Que es una práctica que los poetas deben hacer como reto para alcanzar la síntesis, el ritmo, la precisión en el significado y sentido de cada palabra ajustada a la ocasión de lo que desea expresarse. La mejor muestra de ello es que los grandes poetas inmediatamente anteriores a nosotros y hasta de hoy, han acudido a las formas rimadas: Blake, Verlaine, Hugo, Rubén Darío, Huidobro, Vallejo, Lorca, Pedro Mir, Mieses Burgos, Manuel Rueda, León Felipe, Borges, Rafael Alberti, Vicente Aleisandre, Odiseo Elitis, Manuel Rueda, León de Greiff, y muchos otros.
3-LEÓN DAVID:¿Qué es un clásico? ¿Cómo se accede a esa categoría y dignidad?
JUAN FREDDY ARMANDO: Para mí un clásico es la obra que no sólo es imperecedera en la preferencia y gusto artístico del ser humano, sino que además es un paradigma que nos sirve de ejemplo y guía para definir su género, siendo un momento culminante, un hito fundamental en la evolución de un género artístico –en el caso de las artes- o científico, tecnológico, religioso o cualquier otra rama del quehacer humano.
El paso del tiempo y la distancia son factores claves para darle o quitarle a una obra la condición de clásica, debido a que son estos los que permiten que perezca el efecto deformador que imponen los poderes fácticos y la moda pasajera sobre los verdaderos y justos criterios científicos o artísticos.
Sin embargo, por efecto de comparación cuidadosa, podemos saber o establecer una hipótesis, una presunción, una conjetura, sobre cuáles de los abundantes textos que pululan hoy en el mundo literario, son potencialmente clásicos, es decir, que se quedarán para siempre en la memoria humana.
Hay unas características que pueden servirnos como fundamento teórico para definir qué obra actual puede acceder acceder a la categoría de los clásicos. Debe una obra reunir cuatro cualidades esenciales: a)Tener un enfoque innovador, de modo que nos deje en las neuronas la marca imborrable de su impronta de experiencia relativamente única. b) Estremecernos las más íntimas fibras del sentimiento, a la luz de lo que son los ejes emocionales que estremecen al ser humano en cualquier época o condiciones. c) Conseguir cuestionarnos y hacernos cambiar nuestra visión sobre algún aspecto ético de la vida. d) Que en el interior de la obra se muevan una serie de ideas filosóficas convertidas en emociones, en pasión, envueltas edn sensualidad, en torno a algunos de los principios de nuestras concepciones del mundo y de las grandes categorías conceptuales profundas que mueven, arman y desarman la existencia humana: dolor, angustia, hambre, miseria, felicidad, dicha, encanto, luchas, ideas, origen y destino del hombre o del mundo, – ya sean pensamientos políticos, religiosos, culturales y otros- .
4-LEÓN DAVID: ¿Cómo definirías el estilo y su importancia para el escritor?
JUAN FREDDY ARMANDO: A mi juicio, el estilo es la manera particular, personal y única en que el escritor debe enfocar, canalizar, caracterizar y reflejar su personalidad irrepetible como ser humano plasmada en una obra de arte escrita.
“El estilo es el hombre”, ha dicho un sabio, con toda razón. Porque lo primero que debe hacer una persona que aspira a ser escritor –¡mírenme a mí, dizque dando consejos!- es aprender a leerse a sí mismo, y ahí encontrará su estilo, a causa de que cada ser humano es como las huellas dactilares: único. De ahí que la principal cualidad que debe tener un escritor es ser observador. Observador de sí mismo y del mundo que lo rodea, pues los motivos para su obra están en esos dos grandes campos: el interior que sirve de tamiz y colador de todo lo que mira, y el mundo que lo rodea, que le da los elementos con que compone su trabajo. Mi mejor manera de concebir el interior de un artista de las letras es un conjunto de espejos con distintos colores en sus cristales, de variadas formas, concavidades, convexidades, irregularidades, regularidades. Ahí se refleja todo lo que pasa en el mundo que lo rodea, modificando a esos espejos y, a su vez, los espejos modificando el reflejo del mundo.
El escritor debe aprender –o traer el interés en escrutarlo, hurgarlo, que eso es la vocación- a leerse a sí mismo, a descifrar y convertir en palabras lo que ve en esos espejos. Si fuera pintor, lo convertiría en formas y colores, si músico, en sonidos, aires, silencios y tiempos, si escultor en formas, colores y efectos matéricos, y así sucesivamente lo transmutaría en los instrumentos de trabajo de las distintas artes, según las inclinaciones de sus talentos.
Las señales particulares que lo diferencian suficientemente de los demás escritores, eso es el estilo. El cual siempre estará influenciado por los diversos factores que conforman la biografía del autor, entre ellos, el estilo y forma de otros escritores conocidos directa o indirectamente por el autor, así como acontecimientos epocales. Sociales o familiares.
5-LEÓN DAVID: ¿Qué piensas de la crítica literaria en términos generales y de la que en nuestro país viene realizándose?
JUAN FREDDY ARMANDO: Sobre la crítica literaria en general, creo que es esencial para el desarrollo de una buena literatura, debido no tanto a los argumentos que emplee sino ante todo por la autoridad que llegue a tener a la hora de orientar al público, a los profesores de letras, a las escuelas de enseñanza básica y media, a los cuales guía hacia los que son los verdaderamente buenos textos. Por ello, todas las grandes épocas de una literatura están marcadas por poseer buenos y abundantes críticos. Sólo hay que ver al México de los 50, la España de los Siglos de Oro, del 98 o del 27, Francia, Inglaterra o Alemania del siglo XVII y XVIII, la República Dominicana de los años 40 y 50.
La crítica literaria es un oficio muy distinto del que hace el creador, que a menudo no entiende la función de ésta, y por ello la denosta, la desprecia, la malinterpreta y condena.
El trabajo del crítico literario es, a mi juicio, el de un científico estudioso y evaluador de las letras del mundo y de una literatura nacional en particular. Su labor como investigador le requiere las dos condiciones básicas que ha de tener un científico: frialdad para observar y descubrir e imaginación para sentir e interpretar. Con esas dos piezas como escalpelos, penetra la obra literaria y descubre sus encantos y desencantos, virtudes y defectos, ruindades y valentías, profundidad y superficialidad, cursilerías y valores. Que en fin, todas las piezas los tienen, en grado mayor o menor, aun las más grandes creaciones y creadores. Que uno de los deberes del crítico es ver defectos en los grandes, aunque generalmente se cuidan de no decirlos, cosa con la que le hacen un gran daño al arte de escribir.
Sobre la crítica en nuestro país, prácticamente puede decirse que no existe como conjunto, ya que nuestros críticos son muy pocos, y los medios de comunicación, las universidades y el mundo editorial no le dan el lugar que merecen. Bueno, ahí está el caso tuyo, León David, que además de ser un gran poeta, eres también buen crítico literario, aparte de gran ensayista. Eres casi el único que tiene un espacio para publicar sus estudios y análisis críticos. Y ojalá que no haga yo maldeojo al decir esto, y pierdas el espacio.
6-LEÓN DAVID: Por lo que a la literatura concierne,¿cuáles son tus afanes y proyectos en la actualidad?
JUAN FREDDY ARMANDO: Sobre la literatura, para mí, escribirla, más que un oficio, es una costumbre, y más que una costumbre, es un gusto, y más que un gusto, un vicio que me produce gran alegría y dicha cotidiana. Escribo con mucha frecuencia, pero no porque me ponga la disciplina y el deber de escribir, sino porque se me agolpan en la mente las ideas literarias, que me brotan de la observación de situaciones, de frases que me pasan la mente, de lo que vivencio, de lo que leo o escucho, y hasta de lo que converso, puesto que muchos de mis cuentos, poemas, ensayos, vienen de frases que he dicho u oído en conversaciones.
Ello me ha llevado a tener ya cuentos para unos tres libros. Ensayos para unos dos libros. Tres novelas que andan por la mitad de escritas. Poemas, por cientos, que es mi género más frecuentado. Me encanta también la crítica literaria y la investigación, y si en nuestro país me permitieran tiempo para leer mucho y las pagaran bien, me dedicaría a ellas en cuerpo y alma.
Este año planeo publicar por primera vez un libro, porque a pesar de ese escribir constante, desde que tenía 13 años, no me he preocupado mucho por publicar en forma de libro, y creo que ya llegó el momento.
7-LEÓN DAVID: Háblame de tu labor al frente de la Biblioteca República Dominicana.
JUAN FREDDY ARMANDO: Mira, agradezco la confianza que en mí han depositado el Presidente de la República y Lic. José Rafael Lantigua, Secretario de Cultura, porque me han dado la oportunidad de hacer un trabajo en un campo que me produce gran satisfacción y me maravilla hacerlo: enriquecer el acervo bibliográfico, preservarlo, y sobre todo, ponerlo al servicio de los dominicanos, para motivarlos a visitar la biblioteca y sacarle el provecho para el que ella existe, en placer y conocimiento, entretención y enseñanza.
Con el apoyo de las personas que componen el equipo que tengo -que con algunas excepciones, es excelente- me he propuesto desde el principio: a) Relanzar la imagen de la Biblioteca, que mucha gente no la conocía y algunos apenas la veían como un ente pasivo y poco atractivo. b) Atraer más a los dominicanos hacia la lectura, consciente como estoy de que la gran diferencia entre los países avanzados y los atrasados en el mundo, es la educación de unos y la ignorancia de otros. c) Concentrar la atención en la juventud y la niñez, como principal blanco de público o audiencia meta o grupo objetivo, ya que ellos son el campo fértil en el cual hay que sembrar el amor por la superación, por los altos valores éticos y morales, y fomentar en ellos el interés por las grandes metas y logros que los hagan científicos, artistas y técnicos de alta valía para bien del país. d) Llevar la biblioteca a la gente, a través de actividades donde interactuemos con los vecinos del sector yendo a sus casas e instituciones y creando las condiciones para que vengan.
Eso lo hemos hecho, sacando a la Biblioteca de su rol tradicional de edificio abierto con montones de libros esperando a que el lector se decida a venir. En esa dirección, hemos desarrollado muchas actividades: La tertulia semanal Jueves de la República –para enseñar de forma divertida y amena-, el quincenal Círculo Creativo –donde la gente desarrolla sus habilidades creativas, algo tan útil a cualquier profesional, no sólo a los artistas-, las mensuales Noches de Cantautores, cuya boleta de entrada es traer un libro –que brindan arte gratis al público, para atraerlo a la Biblioteca-, la quincenal Noche de Clásicos –en que gratuitamente presentamos un concierto-taller para aprender a escuchar música clásica-, el mensual A Leer se ha Dicho –donde los niños aprenden divirtiéndose, con artistas e investigadores, de forma entretenida y divertida-, los mensuales Viernes del Saber –en que traemos más de 100 estudiantes a oír poemas, ver obras de teatro, canto y una charla sobre un tema de salud, moral, creativo, técnico, etc.-, entre otras actividades y proyectos. También hemos aumentado en más de 15,000 volúmenes más al acervo de la Biblioteca, gestionados en donaciones.
Entre los empleados, promovemos valores que elevan a nuestro pueblo: la puntualidad en las actividades y en la asistencia de los empleados, la discusión democrática de los planes con ellos, cursos para que los empleados se superen.
8-LEÓN DAVID: ¿Quién es Juan Freddy Armando?
JUAN FREDDY ARMANDO: Difícil es para un hombre definirse a sí mismo. Sócrates lo creyó fácil, pero al pensarlo, se arrepintió, ya que nunca se definió. Pero, puesto en un transe por mi amigo León David, salgo de él diciendo que Juan Freddy Armando es sólo un hombre que es feliz haciendo las cosas que le gustan: servir a los demás, luchar en defensa del pueblo dominicano, aspirar a una sociedad mejor, alcanzar a formar un ciudadano más decente, honesto y limpio en su interior y exterior. Y que valore las tantas cosas valiosas que tenemos, y supere los tantos vicios y malas conductas que también tenemos. Me gustan las letras, y sueño perfeccionarme y llegar a ser escritor.
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