Llegue a la cima de aquella montaña rocosa que tanto trabajo me costo conquistar, tenia la respiración agitada, y el sol del medio día en lo mas alto me recibía con esa sonrisa extraña que siempre lastima, su calor pegaba de lleno en mi rostro y una brisa ligera y lejana acariciaba mis manos y mi cara... suspire hondo mientras sentía la creación entrando en cada uno de mis poros, atravesando el ser.
Me senté en el piso y pude mirar el tono del azul del cielo; abrace mis rodillas con mis brazos y ahí sentado recordé todo lo que había dejado atrás y cerré los ojos... no quería mas rayos de sol, solo sentir la frescura del viento que soplaba en ese momento con mas fuerza y sentir que podía volver a soñar... a volar.
El grito de un águila interrumpió mi meditación, se desplazaba entre las nubes como si fueran olas, era libre y debajo maravillado miraba cada movimiento que sus alas hacían, tal ves iba a su nido, tal ves iba a la nada, tal ves solo era una prueba que estaba vivo y que el mundo que un día trate de conquistar se reía de mi, mostrándome que el tenia aun mucho mas detalles que yo jamás llegaría a ver.
Recordé que las cosas simples y algunos momentos como parpadeos llenaron mi vida de satisfacción y una felicidad fugaz que a veces con el rabillo del ojo llegue a captar me hacían mirar que al menos hoy, la existencia había valido la pena.
Atrás quedo aquel mundo de castillos, de historias de caballeros, de guerras lejanas que solo existían en fotografías de blanco y negro, y aquel viaje por el mar que me lleno los ojos de azul, marcando a mis manos para siempre de este color que hasta hoy no dejan de escribir...
Ya la luna se callo, ya no habla mas, pero a veces cuando la veo suspendida en lo alto de la noche le sonrío , y le agradezco esas charlas que me ayudaron a llegar a ti... y poder contemplar ese lugar plateado donde camine, donde miraba maravillado aquellas aves de metal, donde pude palpar por primera vez los sueños, donde las voces que siempre me gritaron se callaron y los fantasmas indecentes plagados de partículas fosforescentes de otras vidas dejaron de pasearse en mi habitación en esas noches calidas de noviembre.
Había crecido y el sueño aquel se fue desvaneciendo poco a poco casi sin darme cuenta de mis sueños.
Ahí, al borde del abismo sentí de nuevo esa sensación en mi espalda gire mi cabeza hacia atrás y después voltie la mirada hacia arriba, el cielo me estaba de nuevo invitando a regresar, recordé la brisa del mar y ese olor que dejan las olas regado en la playa...extendi los brazos y jale mas aire...me imagine el vértigo en la boca del estomago...
Y después volé...
Y después todo se fue
Las canciones tristes
Los sueños infinitos
El sabor de tu piel
Las ganas de llorar
Las tarde cuando mirábamos
Aquellas aves de metal cruzar
el azul del cielo, eterno, infinito...
Mis manos empezaron a escribir
Y la razón huyo lejos detrás del mar
Las calles cambiaron a dunas
Y la luna no me escucha jamás
Los sueños de los sauces
Empecé a escuchar y entre
El olvido las sombras
Me enseñaron a olvidar
Algo ha cambiado...
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